Justo de la entrada donde los dos chicos habían entrado, dos guardias de la taberna —muy robustos— habían sido llamados hacia donde los dos “imperiales” se encontraban.

Al ser una de los planetas mucho más alejados del Imperio, las reglas eran un caos y el orden sobre el mismo un infierno incluso con tantos intentos; por lo tanto, muchos agentes detrás de muchos lugares habían sido puestos para mantener la tranquilidad lo mejor que pudieran, encontrar y eliminar era una ley sin escribir muy natural en esos entornos hostiles.

Sin un solo pensamiento en mente, uno de los guardias sacó la pistola delante del guardia y derramó la sangre del agente encubierto delante de todos. Entre un gritó de terror, el siguiente intentó sacar su pistola sin mucho éxito, cuando el otro guardia le recibió con un puñetazo sobre el rostro y comenzó a desfigurarlo.

Al parecer, ese bandido no había sido el único en ver a Walter.