« Back to Album · Next »
—Nada que valga la pena es placentero. Ni lo Divino, ni lo heróico, ni lo trascendental. No hay nada más repulsivo que el placer.
 
Newest First | Oldest First
— ¿Padre? ¿A cuántas has matado solo con tu saliva o sudor?


Aquello obviamente lo dijo por que era lo que a ella le ocurría; con cuidado de sus garras tomó la orbe y empezó a reír divertida, si había algo adentro con una peculiar membrana, ella no pudo evitar sentir cierta repulsión.


— siglos intentando y todo lo que necesitaba era sangre? Hah....tiene sentido. Lo más seguro es que ni siquiera se forme algo. Pero buena suerte.


Ella como si se tratara de un objeto cualquiera lo acercó a él, casi como si diera a entender que ahora era problema de el.
Nikto · M
—¿Qué fue...?

Escuchar la "boca" de Neena escupir eso, lo que sea que fuere, pareció darle nueva vida. Abrió los ojos, sus pupilas grotescamente expandidas revelándose. Observó el objeto que de ella había surgido, de no tener los pulmones hinchados, habría soltado una eufórica carcajada.

—Últimamente pensaba en eso... convertirme en padre.

Volvió a cerrar los ojos. Lo "parió" con su ayuda, su sangre, ¿no? La retorcida conclusión es que era cosa era su cría. Estaba feliz.

—Quiero tocarlo.
A Neena le gustaba creer que había sido obediente, pero también sabía que estaba en tal estado que aquello ni podía llamarse un ser vivo.
El olor de los "hijos" de Neena era notorio, la carne se iba descomponiendo y como su fuese una especie de magia, se convertían en una especie de masa en estado de descomposición.

Estaba fascinada, habían pasado siglos desde la última vez que sentía algo por culpa de un veneno, su garganta se empezó a inflar, se le dificultaba respirar y sobre todo, sentía aquella notoria dificultad para moverse, cambiar de regreso a humana sería una estupidez, una sentencia de muerte, así que solo se sentó a un lado de él con una peculiar y torcida sonrisa de complicidad.

— Dame un poco de tiempo.

Agregó con notoria seriedad ante el hecho de no sentir sus extremidades, aún seguía en aquella forma, hasta que de su "boca" en el abdomen devolvió lo que parecía una orbe o más bien un saco de veneno, una vez fuera ella pudo respirar una vez más. Aún no se tra
Nikto · M
Cerró los ojos, mas no había sido un acto de obediencia. Pesaron sus párpados, pesó el mundo a su alrededor, sobre sí. Había quedado grabada esa forma que Neena había adoptado, cauterizada en su mente por la manera en la que la toxina intensificaba su sentir.

Ella no había muerto, aunque las serpientes no tuvieron la misma suerte. Ella no había muerto, eso lo hacía sonreír. O quizás era una contracción grotesca de su rostro. Como fuere, ¿ella se había vuelto más fuerte, más resistente? Su sangre consumió, a sabiendas de lo que era... las serpiertes, de nuevo, no tuvieron la misma suerte.

Sangraba, puntos lo recorrían totalmente, entradas de los colmillos de depredador de las desafortunadas criaturas que buscaban en él un sustento, mismas que a su alrededor yacían. Se sentía bien, como estar rodeado de pétalos en una cama suave.

—Creo que volví —avisó, sus ojos cerrados aún. No quería abrirlos, quería recordar a Neena como su fiebre la había dibujado en su mente.
— Lo sé.

Agregó con total cinismo, acercándose a él a tomar entre sus dedos esa mezcla de saliva y coágulo, llevándolo a su boca a degustar de aquello, lo tragó lentamente, disfrutando de su manjar repugnante como una nena con su caramelo favorito.

— No hables más. Disfruta de lo que ves. De lo que sientes... Cierra los ojos, disfruta antes de que te traiga de vuelta.


Serpientes salian del cuerpo de Neena, buscando calor y oscuridad en él, buscando un refugio y potencial comida entregada por su "madre"
Nikto · M
—Eres hermosa.

Enunció después de toser una repulsiva mezcla de espumosa saliva y un oscuro coágulo. Sus pupilas, ampliamente ensanchadas, viraron en dirección de Neena, de su nueva forma, dejando ver su conjuntiva encendida por intenso carmesí, cual fuesen sus ojos reemplazados por brasas ardientes.

—No tengo tanta suerte como para morir así.
— Eres tan fascinante. No mueras por favor. —

El olor era nauseabundo, era una mezcla de los olores del hombre y otros peculiares, agrios, de esos que hacían picar la nariz; de esos que te hacían tener el reflejo de vómito inmediatamente.

La piel de Neena cambió de aquel tono blanco a uno de diferentes tonalidades de negro y rojo.
Su cabellera negra brea y....¿Dioses que era eso en su abdomen? ¿Una boca?
Nikto · M
—Eso es aún mejor que tomar tu mano. ¿Es mi día de suerte? —sólo se recostó y miró al cielo, ahora estaba sonriendo, por razones que ni él mismo alcanzaba a comprender.
— ¿Tomar mi .....? fff...hah...no.
Cambiaré de forma para que no sepas que está siendo producto del veneno y qué es real. Luego veremos si eres capaz de sentir.
Nikto · M
—Aah, pero si eso es lo divertido. Sólo... déjame recostarme primero. ¿Tomarías mi mano mientras deliro?

Add a comment...
 
Send Comment