Hubo un pequeño silencio, es que incluso parecía que una brisa hablaba más que el; la imagen era un poco… si, graciosa. La torpeza de Kashino no era un problema para el azabache, la verdad, en cierta medida quizás eso era lo que había ganado mayor afinidad entre los dos
¿Cómo culparla de su inexperiencia?
Es entonces que camino hacia ella, y con esto le extendió cuidadosamente la diestra para ofrecerle su mano
