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26-30, M
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// Ya respondeme el rol (???) * Vino a molestar por lo que le puso en su estado * c:
 
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GoloanaosMoreirarr1575924 thinks you are Awesome.
owo/) * le deja dulces
User1575075 · 31-35, F
La esperanza nocturna


Su sorpresa ante ese pequeño ápice de rebelión fue suficiente para querer pelear, pero sin su lanza prácticamente no tenía posibilidades de desatar la ira de su Dios sobre ellos, peor aún cuando el brazo del trol de montaña cayó casi a sus pies, el aroma de la criatura era más cercano a una pestilencia que a un olor, pero deseó de todo corazón que su alma se guardara en el bosque donde pertenecía, como mínimo. Los hombres parecían recibir ayuda, aparentemente a los humanos no les gustaban los que eran diferentes.

Sus orejitas se mantenían demasiado visibles para su gusto, igualmente su cola. En ese preciso momento no tenía ningún jodido caso gastar magia en esconderlas. El dolor que le recorría la pierna era agobiante, pero no tanto como esa mirada rojiza con la que se cruzó antes, había hecho que se le erizara la piel. Cuando el dueño de esa mirada se unió a la caravana de la vergüenza, Lilly supo que las cosas serían más complicadas.

En el momento que le habló se le heló la sangre. Le observó, con esos grandes ojos ámbar de reojo. Ni siquiera el término "Yegua" le hizo enojar. Estaba más preocupada por el hombre ahí. ¿Para que quería conocer más de su estado de salud? Quizá lo entendió cuando esos grilletes delgados quedaron sobre sus brazos. Haciendo un cálculo mientras avanzaba podría romperlas, pero necesitaba tiempo, tiempo y energía.


¿Sueles unirte a torturar personas no deseadas o es un día especial?

Preguntó, pero claro que solo intentaba desviar la atención. Su objetivo ahora era básico, hacer un hechizo de sanación no detectable, así mientras siguieran avanzando poco a poco iba a recuperar su energía para poder romper esos grilletes que parecían su vuelta a la libertad. Debía concentrar la mayor cantidad si quería poder usar su aura: "Alas" para no volver jamás. La luna apenas aparecía, y con ello, la esperanza de que pudiera escapar cuando se sentaran a descansar.
User1575075 · 31-35, F
Una guerrera herrante

¿Cuánto tiempo había pasado ya recorriendo los caminos del mundo? Había paz; era sensación constante de que sus servicios eran muy vagamente necesitados. Pero seguía buscando la manera de ayudar, recorrió una y otra ciudad, en una misión por hacer para lo que existía en el mundo. Los hilos del destino pendían ahora de gobiernos, gente con poder que solo buscaba más de lo mismo; poder.

Dejaron de pelear con trolls de montaña para pelear entre ellos mismos, dejaron de pelear entre ellos mismos para unirse e imponerse sobre otros más débiles. Las injusticias empezaron atrapando a la gente diferente. Eso hacia a Lilly una candidata excelente para ser capturada. Justo estaba en esa ciudad cuando ocurrió, llevaba sus orejitas y cola ocultas con magia, el problema fue cuando vio que llevaban a un hada encadenada. La pobre criatura estaba siendo torturada por esos hombres que se decían de fé.


— ¡Cállate, mosca brillante! Los seres como tú no tienen derecho.

Rieron, rieron como si fuese justo su manera de tratarla. Lilly pudo haberse ido de paso, pudo ignorarles y ya, pero no. Su espíritu de ayuda al prójimo le jugaba mal. Zeus no le regaló una reencarnación para que ella dejara que los seres que los dioses crearon sufrieran por los mismos humanos. Sacó la lanza, la lanza o su armadura, inmediatamente mostraban su detalles, la cola emergió, imponente, rubia como su cabellera y larga.

— Cállate tú, pedazo de imbécil.

Respondió Lilly con su voz dulzona. Lanzando el arma con fuerza suficiente para atravesar el brazo del hombre que sostenía las cadenas del hada. Esta última huyó en un chillido de dolor y del mismo susto. ¿Podía vencer a esos cinco hombres? Sí. ¿Iba a hacerlo? No. Había más de diez personas que no tenían nada que ver ahí, resguardandose de una posible pelea. Así que fue encadenada y pasada como si fuera una vergüenza ser un pegaso. Llevaba un par de horas caminando, con pesadas cadenas. El hombre al que hirió llevaba su lanza mágica como si se tratara de un juguete, incluso la usó para herir a Lilly mientras avanzaba. Un hilillo de sangre salía del hueco que le hizo sobre la pierna, estaba caminando con dificultad. Le dolía el honor, le dolía la fe que le tuvo a la humanidad y la jodida pierna. Por un segundo cruzó su mirada ambarina con algún espectador de la caminata.
-Hace ¡poof! en su casa, pero es torpe y sin querer su cola empuja algo y explota una de las bombillas. Antes de ser capturada en el acto, hace ¡poof! y se desaparece-
Prueba · 22-25, F
—Una pequeña parte de su ser comenzó a sentir pena por el demonio, debía ser horrible el deambular por eternidad en completa soledad, aunque el contrario no demostrará nada más que completa indiferencia hacia al mundo de una u otra forma le afectaría, ya que la forma en la que se expresó de sus hermanos e incluso de la niña de la cueva lo demostraban.

Pero prefirió no comentar nada al respecto y seguir su caminata hacia la brecha que marcaba la salida del limbo.

En ese momento se sentía como si de un sueño se tratara, aunque estuviera justo a mitad de la calle, esa lección le habia parecido casi una eternidad, más volver a casa luego de dos días... O al menos ese había Sido el tiempo que había transcurrido en ese lado de la realidad.

¿De que manera pasaría el tiempo en el limbo?¿Acaso en ese lugar existiría un factor como el tiempo? Tal vez serían dudas para la próxima lección, o eso empezaba a concidera mientras un bostezo escapaba de su boca mientras se alejaba de la brecha.

Y con repentina pereza volteo para despedirse del demonio con un simple gesto de mano y media sonrisa.—

Cuidese señor Mephistopheles, espero y su pierna se sane pronto.

—Dice con calma mientras retoma su caminata hacia su casa y aprovechar ese tiempo para planear una buena escusa para evitar un severo castigo por irse sin dar muchas explicaciones.

Solo le tocaba esperar que su madre no se pusiera de obstinada, o tendría que recurrir al consejos del demonio, culparlo por su gran retraso, cómo fuera tampoco estaba en toda capacidad como para presentar atención a los regaños de su madre y disfrutar de sus pocas horas de sueño tranquilo... O al menos hasta que sus pesadillas le despertaran, y algo dentro de ella decía que de ahora en adelante se volverían más y más difíciles de superar.—
Prueba · 22-25, F
—Se quedó contemplando el infinito y vacío limbo, era claro que sin las almas rondando de aquí para allá con sus lamentos, solo servía para asentar esa escencia solitaria, calmada y tétrica que solo te atraía a vagar por su basta existencia sin fin y perderte entre sus entrañas.

Y de no ser por la respuesta dada por el sonido a su incógnita sobre la ausencia de las almas, lo más seguro es que su curiosidad hubiera ganado y se hubiera aventurado a perderse en ese infinito oscuro y incierto.

Pero ahora solo se dedicaba a caminar junto al demonio, conteniendo su curiosidad por saber la razón de su repentina cojera, más prefirió abstenerse a preguntar y solo disfrutar de la peculiar imagen que transmitía el contrario en ese momento ya que la cojera solo le daba un aire "cómico" a la presencia oscura que por naturaleza el demonio parecía desprender.—

No es miedo a las almas, es más cercano decir que me provocan ansiedad.

—Respondio con simpleza a la incógnita del azabache, y mentira no era, comparar sus primeras veces en contacto con muertos, desconocía el por qué podía interactuar con ellos, más ahora que los consideraba algo casi normal no le costaba dentificar que no es miedo hacia las almas, es ansiedad por todas sus opiniones, súplicas o insultos inentendibles en casi todas las ocasiones.—

Señor Mephistopheles... ¿Donde están ños hermanos a los que siempre se refiere cuando me habla sobre usted?

—Pregunto con calma mientras caminaban por el limbo, más que todo, su duda surgió de lo último que le contó, sobre las almas encadenadas, entonces ¿Se encontraban demonios atrapados en cualquier tipo de lugares en espera de que les liberen de esas cadenas? —
Prueba · 22-25, F
Vale, aunque sabiendo como soy, es posible que la escusa de que me haya obligado no funcionaría del todo... Cómo sea no es importante.

—Dice mientras avanza tranquilamente por aquel sendero, tan oscuro y sin fin a primera vista, más ya no le transmitía esa sensación de vacío, de incertidumbre.

Aún sentía miedo, aunque ya supiera que existe una salida y lo que hay al final de dicho camino, más eso no relajaba la tensión que poco a poco buscaba causarle un nuevo ataque de claustrofobia, pero no sé dejaría ganar de nuevo por algo tan tonto, solo recordar su pequeño ataque cuando iban a la mitad de camino le avergonzaba, otro recuerdo bochornoso en el que actuaba mal frente al demonio.

Más le tomo por sorpresa la luz directa en sus ojos, tanto así fue la segueta momentánea que tuvo que detenerse para dejar que sus ojos se acostumbraban nuevamente a tanta luz, más la vista que terminó contemplando le dejo sin aliento.

Ya había visto bosques por la mañana, pero este paisaje que contemplaba en ese momento tenía eso “no se que” que le daba esa aura diferente, tan... Puro.—

“Vez que al final la humanidad es solo otro parásito que arranca vida y belleza... Deja que descubran este lugar para que se vuelva una pocilga.”

No pudo contradecir a su pensamiento, ya que tenía eso bastante claro, su expresión se había vuelto sería cuando empezó a imaginar ese lugar arruinado y temía que algo así le pasará a un lugar tan bello.

Más no era momento para eso, con tranquilidad observo la entrada al limbo y con un paso dudoso decidió adentrarse y sorprenderse con la ausencia de las almas.—

Si que amaneció tranquilo este lugar... ¿Siempre es así a esta hora?

—Dejo salir su duda mientras se detenía unos cuantos pasos de la entrada, en ese lugar ni loca caminaría por su cuenta.—
Prueba · 22-25, F
—Aquella afirmación fue bastante directa para la de menor estatura, y aunque dicha declaración le causó un escalofrío, estaba clara que ese podía ser uno de los riesgos de interactuar con el demonio, pero lo que de verdad le sorprendió fue una incógnita que surgió de repente y que por reflejo estaba lista para escupirla.—

Señor Meph...

—Mas las palabras se arrancaron a mitad de camino negándose a salir: “No es el momento”, dijo una voz en su interior, así que aún ligeramente confundida se levantó del suelo y mirar la entrada de los mientras escuchaba al hombre y no pudo contener media sonrisa.—

Concuerdo... No solo me enseñó sobre el poder, sino de la escencia vital.

—Respondio con media sonrisa mientras caminaba cuenta del círculo de luz y se acercó con calma hacia donde estaba su maestro y detallo mejor los huesos, y por mero impulso hizo que en sus manos aparecieran cuatro claveles, con cuales se dedicó a acomodar a los costados del cráneo con suma delicadeza sin alterar el descanso de este.—

Pues no negare estoy cansada, más el verdadero problema es que ya mi madre tuvo que darse cuenta de que no estoy y no existe excusa que me salve de su castigo, así que creo que será buena idea volver...

—Mesiona mientras se levanta y sacude sus rodillas para luego dirigir su mirada el sombrío túnel que les condujo hacia ese lugar, lo cual causó cierta gracia.—

Soy, en esta ocasión, el primer ser vivo que entra aquí y sale para vivir otro día.

—Suelta el comentario más para ella que para el demonio, y sin mas miramientos inicio su avance para cruzar nuevamente la caverna, no sin antes conjurar la esfera luminosa para evitar tropezar en el camino.—