Sonrió para si misma cuando se agarró de ella entonces como si le diera permiso movió la muñeca acelerando todavía más, el motor soltó un gruñido bastante aturdidor, ya las siluetas no eran tan notorias, más parecían manchones largos de pintura que se cirnen sobre ellos conforme avanza. Justo cuando parecía que el único camino que tenía que tomar era seguir en línea recta se desvío por un montazal y luego ya hacía la parte de tierra húmeda siguió por una zona que parecía un bosque en medio de la nada, ahí dió otra media vuelta apoyándose del pie derecho y siguió recto hasta verse una cabaña prácticamente remodelada pero no tan notorias. —Hay de todo..— responde más no sabe si le escucho, porque ahora el único ruido que se podía escuchar era el latido del mar. Fue bajando la velocidad hasta estacionarse. —Llegamos Monseur Johnny..— sonrió quitándose el casco a la par que apaga el motor y se estira de forma perezosa. No había más gente a más de cinco kilómetros a la redonda por lo que pa