-Y aunque le resulta doloroso y mortificante, Sapphire volteó su rostro a la ventana y retiró sus lágrimas que salen de sus párpados con la ayuda del dorso de su mano.-
-Si... John. -Mencionó después de algunos segundos con voz cortada.-

-Indudablemente, no se atreve a mirarlo a los ojos, tampoco a dirigirle alguna palabra, simplemente se recostó a lo largo del asiento copiloto viendo el oscuro panorama que asola el camino. Cerró sus ojos y quedó en silencio profundo hasta quedarse profundamente dormida.-

Ni se te ocurra llorar. -No hizo ninguna otra pregunta, sólo manejó en silencio, asegurándose de no pasar por controles al salir de la ciudad. Está furioso, pero esa ira amaina poco a poco hasta volverse en un cansancio pesado.- Af... interrogar a una niña es una pérdida de tiempo. Vamos a tener que viajar por varias horas así que mejor descansa. -Sus uñas rasgan sutilmente el cuero del volante, como si ya no quisiera hacer nada más que manejar y pensar.-

- John... Y-Yo...N-No s-sé qué te hicieron. Antes de meterte a ese lugar, venías cansado, molesto y... maldiciendo el nombre de alguien, o de... algunos. -Sus ojos comienzan a humedecerse ante la presencia de la desatada furia del azabache. La respiración de Sapphire iba en incremento casi a punto de sentir un paro cardíaco en su pecho.-
-Sebastian,... Barbados y... -Mordió su labio inferior intentando recordar el tercer nombre que mencionó el cruento hombre, pero no sin antes añadir.-
- Cuando llegaste al apartamento, quise preparar algo para cenar, pero tú quisiste salir a la calle... Y después pasó todo. Sólo sé eso, por favor... No me mates. -Inclinó su rostro intentando no caer en llanto.-

¿Me hicieron? ¿Quiénes? -Arranca el motor, que ruge como los mil infiernos. El rebote de las luces deja delimitar mejor el desastre que hay en la estación antes de abandonarla.- Dijiste que me metí en el baño, ¿hice algo antes? -Se puede ver la sangre en las paredes a través de la vidriera.- Joder. -John se mete en la calle y comienza a manejar, deseando que el auto no tenga manchas de sangre también.- Habla de una vez o te dejaré como al resto.

-Se subió al vehículo tan pronto escuchó al azabache dar esa orden. Pronto se colocó el cinturón de seguridad y el seguro de la puerta, viendo a la ventana escuchando la molestia del pelinegro.-
- John... -Interviene en un acto compasivo viendolo por debajo de su cabello semi rizado.- -¿Qué te hicieron?

Mierda, mierda, mierda. -Ve el carro, al menos la silueta. La noche está nublada y el barrio parece tener el alumbrado roto. Mientras la escucha se apresura a su coche, pisando un gran bulto inerte entre los dispensadores de combustible que se desarma en sangre. - Apúrate. -Menciona, sin preguntar más. Se mete en el coche y lo enciende. Los ojos del demonio se ven estallados en ira y confusión por igual.-

- John... -Callaría instantáneamente con un gesto de miedo y pena hacia el mayor.- -Dijiste que íbamos a ir a un lugar, y quizá después cenariamos, después comenzaste a maldecir, estacionaste el carro y entraste aquí. Se escucharon gritos y después nada de nada, comencé a preocuparme porque desde que entraste no saliste y cuando entré te encontré aquí enmedio de toda esta sangre.

¿Y la sangre? Mierda. -Se apoya una mano en la cabeza en una queja poco sutil.- No recuerdo nada. ¿Cómo llegaste aquí? Recuerdo haberte dejado en el departamento. -Busca su carro, debería estar estacionado cerca si trajo a la niña consigo.-

-Siguió al mayor en silencio y afirmando el paso casi igualando la velocidad del azabache. Desde que salieron de ese lugar, se mantuvo en silencio y en breves momentos le veía de reojo.-

Genial, entonces vámonos. -Se limpió el pecho con el trapo que llevaba y se puso la chaqueta sobre su torso desnudo. Antes de salir le entregó una corta mirada a la niña, despectiva y desconfiada.- No te alejes o te dejaré atrás. -Y salió a lo que parecía una estación de servicio en ruinas.-