Se notaba que no sabía. ¿ Aunque era lo de menos, porque la propia azabache estaba necesitando más de la ajena. Ni siquiera dudó a la hora de usar sus manos y azotar con fuerza al trasero.
━ Me ofendería no hacerlo después de estar poniéndome dura. ¿¿¿
No, no sabia quién era esa hembra. (?) Pero, allí estaban y las necesidades físicas parecían ser más fuertes que las presentaciones. La pelirosa apoya las manos a ambos lados de la cabeza ajena, teniéndola a su merced. Suspiró profundo.
— ¿Estás bien si seguimos? Necesito cargar energía y esta forma ayuda. (???)
Muy concentrada estaba con ese redondo par, lo amasaba a su antojo y hundía sus uñas cuan reclamo de una pertenencia, esa cercanía era suficiente para ir por sus labios... De no ser por el comentario. ¿
Baja el torso hasta apegarse completamente a ella. Su frente a la vez se apoya en la ajena, respirando de forma notable por el calor que le trajo su inesperado agarre detrás. (?)
— Me gustaría que tú me hagas-...Un segundo, ¿Quién eres? (???)
No era una mentira del todo, ¿verdad? Además que los labios de esa muy atrayente mujer sabían realmente bien, es un hecho que quiere más, sea que aquella estuviera en efecto de pócima o no. ¿ Está más animada, sus manos van directo a los glúteos, apretando sin pizca de cuidado.
— Parece que nosotras hubiéramos tenido...intimidad.
Parpadea lento, buscando una respuesta a lo que ocurría. Sin embargo, esa mordida le arrebató nuevamente la sonrisa. El efecto otra vez, parecía que iba y venía. (?) Lame los labios de la mujer despacio.
No tiene siquiera tiempo para explicarlo... Bueno, sí lo tiene pero, ¿para qué? La de cornamenta encima suyo, sin casi nada que la cubriera, y ella que fácilmente puede acalorarse con ciertos estímulos, prioridades. Le mordió el labio inferior, y jaló de aquel a su gusto. ¿
Una corriente recorrió su cuerpo al ser tomada del cuerno. Una sensación plácida pero que le hizo volver un poco en sí. ¿Quién era esa señorita tan guapa y porqué estaban haciendo eso? La joven traga saliva. (?)
Tampoco puede decir mucho, incluso ahora que puede ver con más libertad el pecho de la más baja apenas las manos se alzan... Al carajo la moralidad, le tomó un cuerno para acercarla a su rostro. ¿
Lo decía con seriedad en el tono, pero una sonrisa de dobles intenciones al alzar las manos en señal de inocencia. ¡Una extraña le está tocando, qué inapropiado! Pero no puede decir nada. (?)
