Gruñó, quiso tomar su arma y salir en búsqueda de esa psicópata y acabar con ella de una buena vez pero en ese momento Lillia era mucho más importante. Respiró profundamente, su enojo era más que evidente sin embargo no abandono a su amada, en ese momento la venganza podía esperar. — Vamos a qué te atiendan esa herida...— señalo antes de dar un paso y sujetarla con delicadeza entre sus brazos. — Serás una madre maravillosa, ella en ningún momento será un ejemplo para tu cachorro. — si mandíbulas tensa no podía ocultar el gran enojo que sentía. — Voy a cortarle los brazos antes de que vuelva a ponerte una garra encima...— Debía llevarla a un lugar seguro, la mansión ya no era una opción.
Hizo una mueca de dolor cuando Naqi'a tomó su brazo. Las marcas de garras eran inconfundibles, quedaría cicatriz... un horrible recordatorio de su antigua alfa. —Ella entró en nuestro territorio... no se como lo hizo...— Miró a la leona. —Me amenazó. Dijo que me quitaría a mi cachorra. Y que si no se la entregaba por las buenas me la sacaría ella misma para llevársela.— Su voz se quebró, no sabía de dónde había sacado fuerzas para enfrentarse a Arya, pero ahora todo lo que sentía era miedo. —Dice que seré una pésima madre...— Habló entre sollozos.
Si corazón en ese momento se disparó aumentando la temperatura de su cuerpo, su sangre hirvió, por poco la cólera se apoderaba de ella. — ¿Que sucedió?...no omitas detalles porfavor. — En el fondo sabía, no tenía dudas de que había sido esa maldita asesina. — Se adelantó un paso para tomar su brazo y ver detenidamente la herida...debían tratarla.
