Por supuesto, te conozco muy bien y sé lo que te encanta.
—Cuando levantó su rostro para él, Noah lo tomó con una de las manos, acunándolo y tomándose el atrevimiento de acariciarle los labios con el pulgar.—
Adoro cuando me llamas así y te escucho decir todas esas cosas.
—Le devolvió la mordida de manera juguetona en su mejilla, reiteradas veces. Sin reprimirse volvió a entrometerse bajo la falda para acariciar de manera posesiva su piel.—

¿Pastel de fresas? ¡Ese es mi favorito! Y sip, te queda delicioso y nunca me cansaré de comerlo aunque lo haga todo el día. ¿Me harías? ¿Sí? —Aprovechó que se acomodó para recargarse aún más sobre él llegando hasta a bostezar por lo relajada que estaba.— Es que teniendo un profesor tan encantador como tú es difícil no prestarte atención aunque a veces me pierdo en tus ojitos bonitos y en tu encantadora voz y en ti por completito jijiji. Ay, te amo mucho mi principe, maestro y... —Se alzó un poquito para poder susurrarle al oído antes de morderle suavemente el lóbulo.— ...Papi.

Así es, podemos merendar pastel, ¿el que quieras? Aunque déjame adivinar: ¿el de fresas está bien? No es por alardear pero ese me sale demasiado delicioso. —Se recostó sobre el sofá para que Ari, quien acurrucaba sobre su pecho, estuviera mucho más cómoda y usara el pecho del mayor como almohada.— Agradezco tus halagos sweetie. Sin dudas puedo afirmar que tú eres la mejor de mis alumnas, de primer nivel, siempre atenta y responsable.

Me gusta mucho obedecerte porque siempre haces cosas buenas y buscas lo mejor para mí y también me das muy buenas recompensas. ¿Podemos merendar pastel? ¡Eso me motivaría mucho! —Cerró los ojos al recibir el beso sobre su frente y se acurrucó en el torso de él para descansar unos momentos.— Prometo estar muy bien concentradas porque no puedo estar sin tus besitos antes de dormirme, así que estaré lista para aprender y recibir todos tus mimos cuando estemos acostaditos. —Le dejó un besito en el mentón antes de acomodarse.— Es que eres el mejor profesor, por eso tus estudiantes te adoran, yo lo sé. <3

Eso quería escuchar. No me equivocaba cuando dije que eras de lo más dulce y obediente. Si avanzamos mucho prometo premiarte con una exquisita merienda. —Sonrió animado cerrando los ojos y plantando un beso en su frente antes de pegarla por completo a su pecho.— Si es así entonces por favor asegúrate de no distraerte demasiado, porque no podría soportar dejarte sin besitos en la noche ya que eso implicaría no poder recibir los tuyos tampoco. —Procedió a acariciar su espalda baja y con la otra mano, entrometida bajo la falda, acariciar su pierna.— Yo me encargaré de poner lo mejor de mi y mis dotes de enseñánza para hacer las clases lo más amenas posibles.

¡Entendido! Prometo concentrarme mucho y no perderme en tus ojitos bonitos que tanto me gustan. —Rió unos momentos en cuanto lo miraba también a los ojos, separando los labios en medio de suaves suspiros. Poco a poco fue recargando su cuerpo sobre él, casi quedándose recostada y usándolo como punto de apoyo.— Está bien, me esforzaré mucho para poner atención y no distraerme. Un distrajo es un beso menos en la noche antes de dormir, ¿te parece?

Entonces le dedicaremos el resto del día al estudio y a la lectura, con merecidos descansos de por medio para que no te aburras y te termines quedando dormida otra vez. ¿Entendido? —Nuevamente miraba perdido a sus ojos, intercalando con esta hacia sus labios, de los cuales bajaba uno, el inferior, manteniendo esa expresión sonriente en el rostro.— Debes hacer un pequeño esfuerzo.

—Cerró los ojos por unos momentos en que sentía la mordida que una vez más la estremeció sobre él. Alzó el rostro y lo observó con detención a los ojos, manteniendo ese sonrojo en las mejillas mientras correspondía el beso, separando los labios al ser el inferior estirado.— Entonces quiero que Noah sea mi profesor también, contigo siempre aprendo mucho y más rápido. —Aprovechó de dejarle una rápida lamida en el labio superior.—

—No se molestó en contestar, simplemente dejó una mordida sutil en su oreja con una risa que se escapaba de por medio. Volvió hasta encontrarse frente a ella y así poder levantar su rostro por la barbilla.— Por supuesto, puedo ser tu profesor y asistirte con todas las asignaturas. Me haría muy feliz poder ayudar de esa forma. —La mirada del castaño se perdía en la ajena antes de dejarle un último beso en el que estiraba su labio inferior.—

¿Puedes ser mi profesor de inglés? Me gustaría mucho eso. —El beso esquimal le hizo reír, esa risita corta y nerviosa que Noah ya conocía, moviendo también su cabeza para que los movimientos se contrarrestaran, además de mantener los labios separados para continuar el roce con los ajenos. Terminó por cerrar los ojos en cuanto el castaño comenzó a moverse con besitos hasta llegar a su oreja. Inmediatamente la piel de Ari se erizó ante aquel sensual susurro, provocándole más de un suspiro.— Jijiji Noah... eso fue muy lindo aunque no sé muy bien qué dijiste. Estoy segura de que es algo bonito.