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MxGs1572538 · 36-40, M
-No expuso mucho más al respecto, más hizo caso a la orden de su señora para encaminarse instantes después detrás suyo, en dirección hacia aquel campamento.
A esas alturas no tenía mucho para decir por la situación que estaban atravesando, más que apoyar todas las decisiones que ella impulsaba así como también proponía. Aunque aún debía cumplir con su misión, estaba seguro que en alguna de sus ausencias ella podría defenderse bien frente a todas las dificultades. Hasta cierto punto, el caballero no la veía ya como una niña, pero estaba consciente que aún le faltaba mucho camino por recorrer para que entienda su misión más importante, defender a todos de una amenaza mayor.-
Erzebeth · 26-30, F
*De momento piensa seguir con las represalias, pero, al notar el arrepentimiento de él, por su reacción, tan sólo musita levemente, aunque la mirada dura permanece ahí.* No pasa nada... sígueme. *Dicho aquello, da media vuelva, para caminar en sentido contrario a donde él se dirigía, adentrándose al campamento, el cual, ya tenía ahí cuatro días.
Desde la caída del reino, y cuando logró hacerse de un ejército, desde ese día, acostumbrándose a un estilo de vida nómada, ya se encuentra más que habituada a moverse con todo aquello de un sitio a otro, de nación en nación, y reino en reino.*
MxGs1572538 · 36-40, M
-Había caído cuenta tarde de lo que estaba haciendo, pese a que su misión era una de las tareas más importantes en su vida, su señora también lo era y justamente se estaba sobrepasando con sus acciones, solo por enojo de que, a estas alturas, aún no pudiese comprender que había cosas mucho más allá con las cuales solo él podía lidiar. De momento optó por apartarse unos instante, a la par de que su cabeza de agachó de inmediato en un completo arrepentimiento.- Lo lamento mucho. No volverá a pasar. -Musitó en un tono mucho más calmado que antes, así como también indignado por sus propios impulsos cuales alteraban por completo su Zen.-
Erzebeth · 26-30, F
*Aunque aquello le sorprende y, de cierta manera ver a aquel hombre en ese estado de enojo le inquieta, no retrocede en absoluto, aunque, su irritabilidad se intensifica en su mirar cuando es tomada de de aquella manera por él. Le sigue sosteniendo esa mirada plagada de fuego, tan característica en ella, pese a lastimarle levemente la manera en que este toma su rostro.
Sin embargo, las palabras de él, hacen una ligera hendidura, en aquel empecinamiento que, por orgullo, se predispone a mantener y, aunque de cierta manera está conmovida por ello, con sus manos empuja el brazo ajeno para hacerse soltar.* Suelta... ¿cómo te atreves?
MxGs1572538 · 36-40, M
¿Solo hablas para decir estupideces? -Respondió con total indignación y suma irritabilidad, mientras nuevamente se encaminó hacia la mujer, a pasos largos y rápidos para cuando llegó con ella, le vio con dureza ya que no podía creer que preguntase semejante cosa. De momento se tomó el atrevimiento de tomar su mentón con firmeza y sin más le alzó la mirada con bastante brusquedad.- Te prometí cuando eras una niña que iba a estar contigo y eso haré, así como también te contaré sobre mi secreto... cuando dejes de pensar con la cabeza caliente. En estas condiciones no sirve de nada, sólo terminarás lastimada. Mi deber es protegerte y eso hago, mi señora.
Erzebeth · 26-30, F
No... no morirás aún... *Responde, casi en un susurro, a las palabras del hombre frente a ella. Por supuesto que su enojo no ha disminuido en lo absoluto, sin embargo, por alguna razón le cree; y, aún sintiendo que el hombre es sincero con ella, se niega a aceptarlo, por lo que, en una inquisitiva, formula una duda que desde hace tiempo ha estado en ella; hablando casi en un susurro.* Si tu tan secreta misión, es tan importante, ¿porque no te fuiste a cumplirla, dejándome atrás, en cuento el reino de mi padre cayó? Nadie iba a ejecutarte por dejar abandonada a una niña que de todos modos querían muerta, ¿porqué decidiste quedarte?
MxGs1572538 · 36-40, M
-El fuego frente suyo fue más que suficiente para dejar en evidencia que aún no estaba preparada para lidiar con la existencia de los horrors así como también su eliminación. No se inmutó ante su reacción, era algo que esperaba tarde o temprano, solo se dio la vuelta para verle con desdén ya que en ese instante no le importaba quien era superior a quien, sus objetivos no estaban relacionados con el imperio sino con un deber mayor.- Con esos impulsos que tienes, prefiero llevar mi secreto a la tumba que contárselo a alguien que solo piensa con la cabeza caliente. Adelante, tomame como un traidor, tu padre hizo lo mismo y me degradaron a siervo. ¿Qué harás tú? ¿Ejecutarme?
Erzebeth · 26-30, F
*Ya a esas alturas, ella bastante irritada, no pensaba dejarlo marcharse sin más. Por lo que, arriesgándose a que pase algo, simplemente deja manar fuego y aura, de su cuerpo, para dejar caer una bola de ello, frente a él, e impedirle el paso, provocando que son ello surja un leve estallido en el lugar.* ¡¿Te vas a rehusar acatar una orden?!
MxGs1572538 · 36-40, M
-A estas alturas era inútil dialogar con la mujer, más aún porque no entendería la gravedad y posiblemente tomará cartas en el asunto sobre algo que por siglos, los caballeros makai se encargaron de mantener en secreto, así como también lidiar con su lucha en solitario. Por ello no se detuvo, siguió su marcha para irse de aquel lugar.-
Erzebeth · 26-30, F
*Podría dejarlo marcharse sin más, sin embargo, en un arranque de orgullo y necedad, tan sólo alza la voz para demandar en tono imperante.* No le des la espalda a tú Reina, Maximillian. He dado una orden.

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