*Y así sigue batallando todo el camino, por bajarse, e, incluso se tapa los oídos cuando el joven comienza a explicar todo aquello, sin embargo, tras escuchar lo último, es como realmente se queda tranquila. Anonadada, temerosa y, por supuesto que una silenciosas lágrimas no se hacen esperar.
Realmente no desea que le quiten a su Siervo, y tampoco que lo castiguen, o lo ejecuten, sólo por alguna estupidez que llegue a hacer.
Sin más, acepta ir silenciosamente, tratando de secar las lágrimas, antes de entrar al gran salón, para que nadie presencie, ni vea que lloró antes.*
-Pese a sus exigencias, escuchó con atención sus palabras, aunque claro que en ningún momento flaqueó en dejarla libre. Hasta cierto punto comprendía como se sentía, pero su deber en ese instante era mayor a lo que su señora quería, así que, luego de dar un largo suspiró agregó.- No es que no te hagan caso, aún eres joven y no puedes decidir esas cosas por cuenta propia. Haz caso a tus instructores y quizás cuando seas mayor, decidas que es lo mejor para ti. Pero mientras... no me generes más problemas porque me terminaré yendo de tu lado y supongo que eso no es lo que quieres.
-Ya no expuso más al respecto, se mantuvo callado el resto del trayecto.-
*Enfurruñada, la pequeña, sigue practicando su puntería, ante con el arco, como con las dagas, cuando, con el rabillo del ojo ve acercarse al hombre y, volteando en su dirección tan sólo musita con un hostil.* ¿Qué...? *Sin embargo, lo siguiente no se lo espera, y la toma en completa sorpresa, tato, que suelta el arco, sin intención y lo deja caer al suelo.*
¡OYE! ¡NO! ¿¡QUÉ HACES BAJAME?! *Los gritos indignados de la chiquilla no se hacen esperar, ante ese repentino movimiento y mientras se dirigen al castillo, no escatima en patalear y pegar para hacerse bajar, aunque todo inútilmente.* ¡No quiero, no quiero! ¡¿Por qué nadie me hace caso cuando digo que no quiero ser princesa?!
-Dando bocado tras bocado de aquel helado, su mirada de momento se lleva hacia el siervo recién llegado, a quien escucha con atención y por supuesto que iba a responder, pero fue interrumpido por las palabras de su señora, a quie simplemente observa de reojo unos momentos. Pese a que ella era quien decidía que hacer y no hacer, por su parte optó por lo simple. Acercarse hacia ella y sin muchos rodeos le cargó como un costal con su brazo libre.-
Debes de cumplir con tu itinerario. Vamos. -Sin siquiera esperar una respuesta de la menor, este se encaminó hacia el salón con ella, por supuesto que no haría caso a sus caprichos y exigencias.-
*Mientras la pequeña sigue con los tiros a la diana, y las dagas en la misma, se acerca desde los terrenos, el siervo rubio de la Madre del Monarca y, viendo que quien se encuentra a la distancia, en el lugar, junto a ella, es su siervo, se dirige al mismo.* Mi señora solicita la presencia de la Princesa en el gran salón. No desea hacer esperar a la instructora.
No iré. *Reprocha, desde la distancia la chiquilla, quien, aún desde la distancia logró escuchar aquello.* Kritall se puede quedar con las estúpidas clases de modales, y puedo ser una dama. Yo seré asesina...
-Esa actitud de enfado realmente le resultó adorable, pero dada la orden, debía de cumplirla. Tomó la copa junto con la curacha y empezó a comer del dulce frío, mediante se encaminó en dirección a su pequeña ama para vigilar que no haga desastres, como bien se lo había pedido el Rey.
Si bien se mantuvo cerca de ella, estuvo lo suficientemente alejado para darle su espacio, no quería sofocarla con su presencia o mismo sus acciones.-
*Cuando escucha eso, la pequeña da media vuelta, lo mira, aún molesta y, tras un momento pensando en la situación, dice.* No... cómetelo tú. *Vuelve a dar la media vuelta y sigue su camino.
Más tarde se encuentra en el patíbulo, practicando tiro con arco, aunque, antes, por el aspecto de las dianas, se notaría que estaba arrojando dagas, y no desistió hasta incrustar al menos una en el centro de cada diana.*
¿Tedioso? *Pregunta la niña, sorprendida y, aunque no lo parece, sumamente afectada.* Entonces me voy. *Da media vuelta, para alejarse del lugar, dejando el helado sobre la mesa.*
