Yo no veo ningún problema con eso, en cambio, he de decir que te hace lucir bella, esas tonalidades en tu rostro hacen que se realce tú ya de por sí belleza. – Se vio un poco sorprendido por la cercanía, aquello era raro en el y ser un poco cariñoso era aún más raro, pero hizo lo que pudo, la reconfortó sobre su torso y recargo su rostro en la cabeza ajena.– Te miraré hasta que la llama de mi vida se extinga, porque el brillo y calidez que aportas indudablemente es algo que me hipnotiza y me atrae.

-... Que cosas dices, solo haces que me suban más los colores, parezco una tonta avergonzandome a cada dulce palabra que mencionas- Bajó la mirada, pero por más pena que le diese jamás cambiaría un momento como aquel, buscó refugiarse en el pecho ajeno y su frente se apegó al mismo, ocultando así su rostro -Saber eso me emociona tanto... Quiero que me sigas mirando, tus ojos son lo más bonito que he podido admirar-

Me satisface, sí que lo hace, pero no puedo evitarlo, no cuando pones una expresión tan dulce cuando lo hago. – De manera quisquillosa soltó una corta risa, para después mirarla con una tierna sonrisa.– Te han notado desde hace tanto tiempo, el solo observar las estrellas en la bóveda nocturna era suficiente para que tu recuerdo emanara en mis pensamientos, así que si, siempre te he mirado.

-¿Te satisface verme avergonzada?- Cuestiona sintiendo como el rubor en sus mejillas aumentaba y al a vez la calidez de la mano del dios le reconfortaba -¿Entonces nos culparemos el uno al otro por no poder dejar de mirarnos? No me disgusta que me mires, me hace feliz saber que tus ojos se posan en mi, que me notan.

No lo pienses, lo hago a propósito, ver esas expresiones en tu rostro me producen satisfacción, así que me declaro culpable de ese pecado, sin embargo es bien justificado. – Con suavidad siguió acariciando la mejilla ajena, pasaba las yemas de sus dedos por la tersa piel de la diosa, soltó una sonrisa sin dejar de fijar su mirada en ella.– Más, aunque es impropio, debo admitir o más bien culparte por no poder apartar mi mirada de tu ser, es inevitable.

-Si, si es tu culpa... Por mirarme así, por tener esos ojos, por se tú- Y es que ella no podía evitar sentirse así, quería mirarlo pero a la vez el peso de su mirada le era demasiado al menos para alguien que vivía en la ingravidad -A veces pienso que lo haces a propósito-

Eso es cierto, pero sabías bien que eso pasaría. — Sintió el suave toque de las manos ajenas en su rostro, suspiro un poco lanzando una pequeña bocanada de aire y coloco una de sus manos sobre la mejilla contraria.— Es mi culpa acaso? Solo estoy complaciendo tu deseo de mirar mis ojos.

-Tu solo quieres que te adule abiertamente, embustero- Recriminó en son de broma y ante la cercanía ajena por un momento se quedó inmóvil, observando a la vez que disfrutaba su proximidad, más pronto fue incapaz de sostener su mirada y sus manos fueron a parar al rostro ajeno al tiempo en que juntaba su frente con la ajena y cerraba los ojos -No me mires tan intensamente, me cohibes- Confesó acariciando sus mejillas con los pulgares.

Así que era eso, debiste decirlo desde un inicio ¿Lo sabes, cierto? — Se acercó a la diosa dando 2 pasos, se colocó justo frente a ella y acercó su rostro al ajeno con la intención de intercambiar miradas.— Bien, entonces observamos, hazlo tanto como desees.

-Pienso en...- ¿Mentir era sensato? Sabía cuan difícil era engañar al dios de las tempestades, así que decide ser sincera con él y consigo misma -En que me gustan mucho tus ojos, Mixcoatl-