Lo entendía o al menos quería hacerlo del todo, sabía que los tiempos habían cambiado y por supuesto que era algo que pesaba. Suspiró también al verlo tan decaído y en su mente trató de buscar alguna manera de aliviarlo, al final, no se le ocurrió nada y fue así como optó por meterse al agua con él, disfrutaba la sensación fresca de la misma, se recostó a su lado y tomó su mano debajo del agua -Los cambios siempre son difíciles ¿No?- Mencionó con una sonrisa suave, mirando al mismo cielo que veía el señor de la vía láctea -Pero agobiarte de más lo hará aún más complicado- Su mano libre fue hasta el rostro ajeno, apartó algunos de sus cabellos pegados a su frente por el agua y le regaló una afectuosa caricia -Puedes con esto y más, Mixcoatl-

De su boca emanó un suspiro, se recostó boca arriba en aquel estanque mientras se mantenía pensativo, su mano izquierda se alzó hacia el azulado cielo el cual parecía querer tocar con ansiedad. — Un poco Citlatlicue, el mundo ha cambiado tanto que me es imposible sentirme un poco melancólico, tal vez sea algo raro viniendo de alguien que posee en su sangre el deseo de la guerra y la destrucción, pero aún ahora añoro aquellos viejos tiempos.—

-Parecer afligido, mi querido Mixcoatl- Musitó a la orilla de aquel estanque, mientras su mano tomaba uno de los lotos que flotaba en el agua.