Esa era su rutina, días, meses e incluso años separadas para después en un reencuentro cómo ese ponerse al día y disfrutar la compañía de la otra. Entendía a Mostima y era por eso que jamás la cuestionaba, además de que, pese a sus partidas y sus pocas intenciones de despedirse en cada una de ellas siempre se alegraba cuando volvía a verla. — No ha sucedido nada en estas tres semanas.— Soltó sin pensarlo demasiado, se abrazo a ella y respiró profundamente. — El jefe ha estado algo sospechoso, hasta le dió a Lappland un cambio de look. Pero aún no dice que trama...— levantó la vista hacia Mostima y sonrió ladina. —Seguramente gastó todos los fondos en una estupidez. —
Reír nunca era para ella tan natural, tan verdadero. Era cierto que siempre tenía esa imperturbable sonrisa en los labios, pero realmente nadie sabía lo que existía dentro de su pecho. ¿Nadie?... eso era una mentira. Exusiai lo sabía. La soltó después de los golpes, solo para abrazarla por la cintura, atrayendola a su cuerpo. —Ponme al día, Apple Pie. Cuéntame los últimos chismes del equipo.
Nunca había una promesa sin embargo siempre que regresaba se sentía como una. Cerró sus ojos y movió sus manos dando palmadas al rostro ajeno para molestarla. — Ffhfhfhmme —
Sonrió. No era por ser una cretina, simplemente Mostima no sentía el paso del tiempo como las demás personas. Tomó las mejillas de Exusiai entre sus manos, y las apretó un poco, obligándola a poner una expresión infantil. —Los hubo, pero no hay nada que pueda detenerme de regresar a tu lado.
Frunció el ceño por unos segundos. No podía estar hablando enserio. ¿O si?. Un suspiro dejó escapar y se paró de puntas para depositar otro beso en sus labios. — Escuché al jefe decir que hubo un par de problemas. Me preocupe y estoy feliz que hayas vuelto en una pieza, con los cuernos completos ~
