— ¿Lo hice? — Comenzó a dudar de si misma gracias a aquel comentario, y es que, estaba dentro de las posibilidades. Últimamente se había dedicado a realizar limpiezas profundas en su hogar y, quizá en un descuido, pudo haber dejado el collar en otro lugar para luego ponerlo en su lugar. — ¡De acuerdo! Te perdono por esta vez, pero después me vas a tener que regalar algo. — infantil, como suele serlo, le saco la lengua a su hermano, un tanto molesta en darle la razón en esta ocasión.

— No, tu dejaste esto sobre mi escritorio — Le observó un tanto confundido por aquella acusación.

— ¿Ah? Jamás dije que no, sólo que a la otra al menos avis-... ¿Entraste a mi habitación sin mi permiso? — La claridad había llegado a su pensamiento, esto iba ya más allá del collar y; al igual que su hermano, frunció el ceño.

Frunció el ceño y luego hizo un puchero infantil — ¿Qué no me veo bien?—

— "Las cosas son de quienes las necesitan" — dijo, imitando la voz de su hermano en tono de burla.

— ... ¿Ah?—

Que conste, tu lo dijiste. Luego no te arrepientas. (?)

— Las cosas son de quienes la necesitan—(?)

¿Te pusiste uno de mis collares? (?)