—A la mitad del acto, pareció reaccionar, y su instinto la hizo empujar el rubio hacia atrás, cubriéndose los labios con las manos después; estaba completamente roja, y tenía el ceño fruncido en enojo, vergüenza, y confusión.— Ba-baka! ¿Qué clase de juego estúpido es este? —No lo parecía, pero las piernas le temblaban; quería patearlo, o correr, pero no podía moverse siquiera.—
Los pómulos de Manjiro se ruborizaron notablemente y aunque torpe, decidió darle un suave pero tierno beso. Sabía qué cuando se apartará ella le asesinaría pero era algo que deseaba hacer desde hace mucho tiempo atrás.
—Le miraba fijamente, con rigor agresivo que era característico en ella, pero jamás se esperó que el contra ataque del rubio fuese lo que hizo a continuación. Los ojos de Airi se abrieron grandes como platos, y su corazón palpitaba tan fuerte, que sentía como si este habitara en sus canales auditivos. No veía nada, pero sentía la calidez de los labios del rubio sobre los propios, y estaba congelada, completamente pasmada.—
Le observó. Mantuvo esa mirada tan característica de él y en silencio elevó la mano diestra para sujetar la parte trasera de la cabeza de Airi, darle un suave empujón procurando más la cercanía de ambos rostros y... Le besó.
—La vena de la sien se le saltó, levantó un puño al frente apretando la mandíbula, y en un movimiento veloz tomó al rubio de la solapa de la camisa.— Oi… vuélveme a llamar así, y haré que te tragues tus palabras.— lo jaló bruscamente hacia sí, quedando cara a cara con él de forma amenazante.—
