-Y con dicha mordida comenzó el tormento de Mitsu, o al menos el tormento para su orgullo, pues su cuerpo parecía gozar cada acción recibida del azabache, reflejándolo perfectamente en su rostro.-
-Sin responder muerde su cuello y empieza a mover su cintura provocando un fuerte frote entre sus sexos. Aún con ropa podían sentir la estimulante sensación de sus cuerpos del vaivén sincronizado al mando de Keith. -
-Apretó uno de sus párpados ante el roce de la lengua ajena sobre sus labios, siendo sorprendida por aquel tirón que la hizo caer de lleno en la cama. Cuando menos se dio cuenta, ya tenía encima al azabache, acorralándola por completo con manos y piernas.- E...Espera... ¿Qué vas a hacer? -Musito mientras su sexo se excitaba al estar en tan pecaminosa posición.-
-Roza sus labios con su lengua dejando un rastro de su saliva por la comisura de sus labios. De un tirón la tumba sobre la cama dejándola expuesta de cuerpo; aún sin poder recuperarse se monta entre sus piernas tomándole los brazos y poniéndolos por encima de la cabeza de ella. -
-Abrió de par en par sus ojos ante tal exclamación, provocando que la intensidad del color carmesí en su rostro incrementara notablemente. ¿Por qué no era capaz de negarlo? ¿Por qué se quedaba callada sabiendo que con ello le otorgaba la razón? Entrecerró su párpado ante el nuevo tirón de cabellos y volvió a hacer lo único que su cuerpo le permitía... Evitar el contacto visual.-
-¡Tú me perteneces! Tu cuerpo y tus orgasmos serán de mi pertenencia por el resto de tu vida. ¿Entiendes? - Culmina sus palabras con un un último tirón que lo hace disfrutar de la vulnerabilidad de Mitsuo -.
Ja! ¿Anhelo? ¿Por qué yo anhelaría tan depravadas acciones? -Digo en un breve impulso de soberbia. Nuevamente, sus palabras fueron echas pedazos ante el dominio ejercido por el tirón en su cabello, haciéndola flaquear sin el menor esfuerzo. Apretó su madíbula, maldiciéndose por ser incapaz de mantener su orgullo arriba y tragó saliva ante la imponente mirada de el azabache.-
Entonces si no es miedo, es anhelo. Anhelo de que te haga mía sin límites o... Una mezcla de ambas. Si te soy sincero, me encanta que sientas inseguridad de dejarte llevar por miedo a que te encante ser de mi pertenencia.- Responde tomándola del cabello tirando hacia atrás dejando su mentón arriba y su mirada limitada. -
-Mis piernas, temerosas al verte acercar, dan otro paso atrás, denostándose en mi mirada una inmensa inseguridad y... ¿Temor? Sacudo mi cabeza. ¿Por qué debería sentir temor? Junto la voluntad y el valor necesario y elevo mi rostro para desafiarte cara a cara.- ¿Acaso no fui obvia? -Dijo fingiendo seguridad, aunque su cuerpo se estremecía al contacto de sus manos.-
