¿Esa era la presidenta? —Musitó en voz baja para sí mismo rascándose la cabeza mientras seguía pensando en la situación. Luego de unos segundos decidió tomar asiento en una mesa vacía para esperar a que alguien fuera a atenderlo. Por alguna razón no podía sacarse la imagen de esa maid de la cabeza.—

—Sus latidos aumentaron rápidamente por lo inesperada de su aparición por lo que fue directamente a la cocina, observándole de vez en cuando si seguía encontrándose en la mesa, realmente no entendía qué hacía ahí y si en serio esperaba ser atendido por ella sin un intento de burla.—

—Tampoco se esperaba encontrarse con la honorable presidenta cuando decidió acudir a ese establecimiento. Mientras mantenía ambas manos metidas en los bolsillos de su pantalón bajó la cabeza para después volver a subirla lentamente dándole un completo vistazo de arriba a abajo, asegurándose de que efectivamente no se estaba confundiendo de persona. No dijo nada, simplemente caminó hacia una mesa para sentarse.—

/Jodido bastardo¿/

—Suspiró acercándose a la entrada mientras abría la puerta agachando su cabeza por mera inercia.— Bienvenido amo. —Pensó que sería cualquier cliente común y sus latidos rápidamente aumentaron cuando observó aquel rubio entrar, tratando de mantener la calma aunque sintiendo presión por no entender que estaba haciendo ahí. Su gesto de asombro estaba en todo su rostro por unos segundos apartándose de inmediato tratando de recuperar su cordura.—

—Se quedó en la entrada mirándole esperando a que le dé la bienvenida.— (?)