-Y ella notó ese cambio que logró en el, aunque no con acciones, pudo notar más vivídos y llenos de emociones esos ojos carmesí que brillaban con intensidad como un par de rubíes que reflectaban la luz. El corazón de Minami también había cambiado, ahora era una chica más alegre y más tranquila, aunque su fuerte carácter persistía, era obvio que el llenaba de alegría su corazón, a su lado el mundo era mejor. No pudo resistirse a la cercanía por lo que acercó sus labios con la intención de besarlos de forma lenta pero bastante profunda, como si buscara saborear enteramente la esencia del joven para dejarla impregnada en su propio ser, podría decirse, que era adicta a el, no sólo a sus besos, a su sangre, porqué no sólo era su prometido, sino que ahora mismo era su maestro. Se escuchaba su densa y pesada respiración producto de su misma emoción y excitación mezclada, entre amor, deseo y admiración.-