-Sentía más vergüenza que enojo en realidad, y arrugando la falda de su vestido con las manos, desvió su mirar en un murmullo.-

N-Nada, intento controlarme, es todo. Ya, déjame en paz.

-Girándose un poco a ver si así logra darle la espalda, pues su cara estaba toda roja.- (?)

@Aɪsнᴀ 아샤:

Sí, en los huesos.... Puedo verte las costillas. (?(

– La sigue, aunque con precaución por si la albina no deseaba compañía.–

Jm... ¿Por qué no has querido cazar? ¿Sucede algo? Dime.... ¿Quién te ha hecho daño? Lo mataré.

¡En los huesos! Qué falta de respeto. (?)

-Va por ahí a sentarse, cruzada de brazos antes de bufar molesta.-

Que estoy bien, madre. Sólo no he querido cazar...

¿Dieta?
Aisha, estás en los huesos... Deberías más bien comer algo nutritivo así que no digas más, te voy a preparar algo de comer.

– Mira en ese instante al rededor, buscando algunos ingredientes en la precaria casita que consiguió hace tiempo.–

Pero estoy bien con esto, no necesito más.

-Echándose suaves palmaditas en el estómago.-

La dieta. (?)

– Megara dio un pequeño respingo al asustarse brevemente por aquel acto tan salvaje, aunque luego sonrió y observó cómo su menor hija se comía la rosa mágica, la cual comenzó a desaparecer con cada mordisco.–

Si tenías hambre me lo hubieras dicho, yo te hubiera preparado algo. ~ (?)

Uhm...

-Cruzada de brazos, infló las mejillas como muestra de su aparente enojo, sin embargo llegaría a su olfato aquel aroma fresco a pétalos, reojeando apenas hacia la rosa que portaba en mano.-

No lo sé.

-De todos modos se acercó y de una salvaje mordida le arrancó todos los pétalos a la flor para masticarlos antes de tragar. (?)-

No puedes cambiar de madre, eso es imposible. ~

– Ya que notó ese disgusto en el semblante de su menor hija, levantó la mano diestra y tras crear un pequeño brillo rojizo con destellos naranjas, hizo aparecer una hermosa rosa muy roja.–
Perdón ¿Sí? ~

-Ni esperó a que la pelinegra se apartase, ella misma lo hizo al pegarle un manotazo y separarse de aquel feo abrazo.- (?)

¡Nada de eso!
Yo jamás involucraría mi muerte a la hora de bromearte. Ya está decidido, me cambiaré de madre.
u ú

No soy Megara, soy mami para ti. (?)
– Dijo mostrando una amplia sonrisa y luego se apartó.–
En primeras no debiste morderme, que eso sirva de lección aunque fue en broma, sabes que yo no puedo morir. ~

– Se miró el lado donde tenía hace instantes la herida, la cual solo había quedado manchada de sangre, aunque está también comenzaba a desaparecer como si la piel de la demonio lo estuviera absorbiendo.–