MercerDirge

Justamente cuando había terminando de pasar su inspección de un costado de la taberna observó la figura masculina acercarse, se giró dándole la espalda de inmediato dando a entender que no le había visto. Escuchó el sonido del vaso que dejó el viejo sobre la barra, su agua había llegado, usó su diestra para sujetar el vaso y fue cuando escuchó el sonido masculino de aquella voz, claramente con un tono de ebriedad.

La capucha aún cubría la mayor parte de su rostro, escuchó la propuesta aquella que el briago le hacía, tomó el vaso que llevó hasta su boca y bebió agua, con toda tranquilidad, dejó el vaso después sobre la mesa y fue entonces cuando se volvió hacia el para cruzar miradas por primera vez.

— ¿Es que has usado el dinero que ganaste bebiendo con estos peleles? —

Cuestionó con un tono de voz seco, conciso, pero sobre todo un tanto cómplice, con solo haberle visto cayó en cuenta de quién era, de su esencia mas que nada, sacó un par de monedas de un pequeño morral que colgaba de su muñeca, se las dejó al viejo.

— Gracias por el agua. — Le dijo al viejo antes de volverse en dirección a la salida.

— Ven conmigo. — Le dijo al ladrón, sabía que entendería que ella sabía del robo y que sería mejor no dejarla ir, podría ser que lo delatara o... podría ser que algo mas sucediera.

Pasó de largo nuevamente por entre toda la gentuza que se cruzaba en su salida de la taberna, uno de los hombres que se dirigía con una compañera a algún sitio del lugar le miró extrañado, jaló por mera curiosidad o maldad quien sabe la capucha de la mujer que cayó dejando al descubierto su rostro. Su cabello ondulado del color de la noche sobresalió por sobre los hombros cayendo como cascada a su espalda; sus piel pálida contrastaba al igual que esos rasgos finos de la dama, ojos grandes y grises, demasiado expresivos, una nariz fina y unos labios carnosos bien delineados de un rosáceo que invitaba a probarlos.

— Apresúrate. —

Fue lo que contestó cuando echó una mirada hacia atrás esperando al hombre aquel que se había acercado a ella, el ladronzuelo.

— Eres totalmente un inútil, tan desechable como los demás. —

La voz suave pero fría de una mujer se escuchó después de un golpe seco, la cabeza de un hombre joven había dado contra el suelo cuando la misma le soltó. Llevó su índice hasta sus labios los que separó de forma que con su dedo pudiese delinearlos, mas que nada limpiaba cualquier rastro saliva que haya dejado aquél desafortunado hombre, esbozó una sonrisa satisfecha después de aquello; un ruido atrajo su atención y es que había llevado a su víctima a las afueras del pueblo, donde los árboles y la maleza pudiesen camuflar bien la figura de dos personas y si en dado caso fuesen vistos diesen la imagen de dos amantes escapando buscando algo de soledad para ambos.

— . . . —

Su mirar se topó con la figura de un ladronzuelo, parecía que se divertía con la bola de idiotas que servían al imperio, hizo una mueca de desagrado ante la presencia de esa gentuza, al igual que los demás sentía sienta repulsión por el imperio, él era realmente bueno al escapar, desde el sitio en donde se encontraba; una loma un poco mas alta que el camino que les llevaba por el puente pudo seguir toda la acción sin perderse detalle, claro hasta el momento en que el carruaje escapó tras la estela de fuego que dejó detrás. Era momento de partir antes de que ella fuese ahora la que llamase la atención, le echó una mirada de soslayo al cadáver a sus pies, no pasaría mucho tiempo para que lo encontrasen, acomodó la capucha que cubría su cabeza y su frente dejando apenas visible sus grandes ojos expresivos del color de la luna, la túnica por igual caía desde sus hombros hasta cubrirle por completo. Buscó entonces el sendero cerca del puente que aun ardía en llamas, era mas fácil alejarse de aquella zona usando las circunstancias a su favor y seguir los pasos de la carroza y el ladrón, quizá él podría tener información de lo que buscaba o en dado caso podría llevarla hasta su meta; echó una vez mas una mirada hacia el grupo de hombres percatándose que uno de ellas la había visto, apresuró el paso, no tanto por que no pudiera con él, pero todos juntos realmente serían un dolor de cabeza.

Después de una hora y unos cuantos minutos de caminata aún continuaba a unos cuantos kilómetros del pueblo, no era demasiada la distancia pero le era tedioso que pasar por humana evitando el uso de sus poderes, en antaño ya había aprendido que mostrarse tal como es ante los humanos solo le traían persecuciones sin sentido y matanzas, pensar en aquello le hizo soltar un suspiro enfadada por sus recuerdos, el galope de un caballo la regresó en si, venía sin jinete por lo que se adelantó al animal y con gentileza evitó que siguiera la marcha, buscó con la mirada a su alrededor al dueño al que no encontró, tomó las riendas y subió al caballo, le había caído del cielo y mas que robarlo estaba haciendo un favor al regresarlo al pueblo, ¿no? Pensó en eso.

— Parece que hemos llegado. —

Susurró cuando por fin las patas del animal la llevaron al pueblillo aquel, no había pasado mucho tiempo desde que había encontrado el caballo por lo que al llegar fue directo hasta lo que parecía ser una taberna, era normal que estuviese abierto, a lo lejos pudo escuchar otro sitio en donde había algarabía, de todo un poco, caminó hasta un hombre que estaba fuera de la taberna y le entregó las riendas del animal.

— Por favor que beba y coma algo, está agotado. —

Después de sus palabras se retiró sin decir nada mas, para ser tan tarde le pareció muy animado el sitio aquel.
Como era de esperarse al entrar a la taberna había borrachos por doquier, malolientes, vagos y mujerzuelas, pasó de largo hasta la barra en donde pidió agua, el hombre barbudo que atendía le miró con desgana sin hacer ningún movimiento en señal de atender su pedido, ella por su parte levantó el rostro solo para que sus ojos cruzaran miradas con los del viejo aquel que al verla de inmediato se movió en busca del pedido de la mujer. >> Parece ser que no se encuentra en este sitio, ¿habrá ido mas lejos? << Se preguntó a si misma mientras de soslayo pasaba su mirar por sobre cada hombre presente en el lugar, suspiró decepcionada, tal vez esta vez le había fallado su percepción, en todo caso, pasaría la noche en ese pueblo, necesitaba descansar.