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Mel1573257 · 22-25, M
Suerte que su condición física distaba de ser mala, a pesar de su aparente fragilidad: bajo las holgadas ropas de alquimista se escondía un cuerpo capaz de soportar el maltrato que Maeve le proporcionaba un día sí y otro también. Por desgracia, la frecuente ocurrencia de tales sucesos aún no había bastado para que Mael aprendiese a no tener la guardia baja jamás; prueba de ello fue el "cariñoso" despertar del que fue objeto; sin duda, no fue exactamente la mejor forma de comenzar la mañana. —Cinco minutos más... —A juzgar por el quejido que sus palabras fueron, ese breve lapso no sería como la pequeña siesta de un niño mimado que no desea levantarse para ir al colegio, sino el tiempo necesario para, por lo menos recobrar el aire y el control sobre su enojo; este último fundamental para no poner en práctica su idea de huir y dejar tirada a la chica en medio de la lluvia. (?)
[code] Sí, definitivamente el deleite de ver su rostro venía de la mano con las muecas de dolor que hacía. Maeve sonrió complacida mientras se miraba el zapato con el que lo había pateado, cualquiera que la viera pensaría que buscaba manchas en el calzado o alguna clase de suciedad. — Tenemos que avanzar, ya pasan de las seis. —Le informó, levantando nuevamente la mirada. El petricor informaba que ya había cedido la lluvia torrencial de afuera; permanecer en la curva ahora era innecesario.

Y qué suerte, porque de haber estado aburrida unos minutos más en ese encierro... Probablemente ya lo hubiera disecado. [?] [/code]
Mel1573257 · 22-25, M
Obviamente, gozar de un momento de sueño tranquilo era un lujo que Mael no lograría permitirse mientras Maeve se hallase en las inmediaciones; pero, para su desgracia —quizá también por mera ingenuidad—, el varón no tenía la menor idea de que un descanso sería tarea imposible en tales circunstancias... Y adquirió tal conocimiento de una manera poco menos que inconveniente. —¡Ay! ¿Qué rayos te pasa? —Exclamó, sobresaltado, arrancado de su placidez por tal patada que lo forzó a hacerse un ovillo; su mirada, a medias sorprendida, a medias enfadada, dejaba a las claras que, si tuviese el poder de incendiar objetos con la mente, Maeve sería una hermosa pira en ese preciso instante.

Pensándolo mejor, es algo bueno para nuestra historia que Mael no posea tal habilidad. (?)
[code] Lo observó unos instantes con interés, poniéndose de cuclillas para poder enfocar mejor el relajado rostro de Mael al dormir. Suavemente ladeó su cabeza a la derecha, después a la izquierda, pero al final descubrió que le molestaba verlo tan indefenso en lugar de causarle ternura. — ¡Arriba perezoso! —Exclamó y se puso de pie para asestarle una, no tan suave, patada en el estómago. [?] [/code]

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