Escuchó las palabras de aquella chica, un color lindo, era lo que se repetía en la mente del zorro, acaso realmente era lindo el tono gris, un tono que era tan serio y aburrido como su personalidad, más aún movió sus orejas y cola, al escuchar de nuevo, otra cuestión por parte de aquella fémina que apenas había conocido, siendo así su respuesta.
Tomoe..
Y sin más, este simplemente miró a la chica, le parecía extraña y por lo mismo, seguía hablando con ella, no tenía nada que perder al hacer eso, por lo que este se le acercó un poco, en cierta forma le parecía algo interesante hablar con ella, no sabía lo que por su mente pasaba, pero por sus expresiones, mejor dicho inexpresividad, parecía que tenía muchas cosas en que pensar, lo que le intrigaba, era el saber como es que ella pensaba las cosas, todas las personas tienen diversas formas de ver en su mente, y eso era lo que ahora quería saber.
Así luego, este se encamino hacia una de las tiendas, mientras ofrecía la mano a la ahora aún desconocida, como si le estuviese invitando a algún lado, sabiendo que era humana, por su fragilidad podía enfermerase si permanecía en frío, por lo que hacía esto.
Vamos.. acompañame.. tengo ganas de comer fresas... si quieres te puedo comprar algo también.. aunque después de eso.. tendrás que alejarte.. tu débil familia debe estar esperando por ti..
Y así el fumar de aquella pipa tan antigua, le hacía tener varios recuerdos, la mayor parte de ellos bloqueados e inaccesibles, pero desconocía sobre esto, pues en un tiempo hace aproximadamente 500 años, así su mente divagó casi a la par del humo que liberaba.
Sus recuerdos se remontaban a la época donde era conocido como el temido zorro plateado, aliado al poderoso Akura Ou, el emperador demonio, ambos eran temidos pues hacían un gran caos por donde pasaban, uno con el don de la inmortalidad e intagibilidad siendo este el emperador demonio, y otro con el poder destructivo de las llamas fatuas, capaz de borrar cualquier rasto de vida en el área que deseara,siendo estas parte del zorro, así les temían a ambos, eran incluso buscados por los dioses.
En varios intentos los dioses e humanos trataron de acabar con ellos, pero nunca pudieron, hasta años después en que ambos tomaron destinos distintos, no recordaba muy bien lo que pasó, hasta el día en que se volvió un familiar, el familiar del templo de la fertilidad.
Recordó todos los regaños que sufría por parte de Mikage, pues él odiaba a los humanos, considerándoles bastante débiles y frágiles, nada dignos de su compañía, esa idea perduraba en su mente, pero en menor noción, por lo que ahora podía incluso casi hablar con la gente.
Eso fue el motivo, por el cuál, al escuchar a la ahora chica que no supo cuando despertó, no porque tuviera falencias en sus sentidos, los cuáles eran muy superiores al resto de los humanos, e incluso de los demonios, si no porque su mente se había concentrado totalmente en el recuerdo, así este sin mostrar algún interés de momento, mantenía su pipa en la boca, la retiraba un poco y exrpesaba.
Ooc: Lo se.. pero sigo insistiendo, lo raro se vuelve común..~ y lo común a veces aburrido [?]
Así el zorro, miró unos momentos más a aquella extraña entidad de apariencia débil, mucho más débil que los demás humanos, su sorpresa se hacía notable, como era posible que dicha fémina, que había reconocido después de varios vistazos agudos, pudiese estar en esa condición a comparación de los demás, por lo que con su olfato reconocía cierto aroma que le distinguía, a decir verdad, todas las personas tenían un aroma distinto, aunque ciertamente similar al de sus parientes, pero esta ocasión, él se acercaría a la ajena.
Y así con la bolsa que poseía, comenzó a acercarse a dicha fémina, donde al estar a unos metros, distinguía perfectamente sus rasgos, era una mujer común, no tenía nada de especial, al menos eso pensaba aquél extraño ser con orejas y cola de zorro, la gente se le quedaba mirando, dedicándole, cara de susto, de alegría y de extrañeza, pues pensaban que era un simple joven haciendo un cosplay, ya que en ese momento nadie creía en los demonios.
El zorro con un gesto algo desagradable, corría a todos, incluso a las mujeres que por lo general, daban suspiros por su "encantadora" apariencia, así este se sentó al lado de aquella indefensa humana, dio un suspiro y un chasquido con sus dientes.
Para luego, colocarle en cima algo de ropa que dejaron unos civiles al huir, este le miraba y simplemente pensaba en que tal vez aquella chica moriría fácilmente si continuaba en dicho lugar, mientras tanto se quedó ahí, no tenía prisa en llegar al templo, así que sacó su pipa antigua y comenzaba a fumar de la misma, abriendo la boca para libera el humo.
