26-30, F
Rosa
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UmbraEterna · M
Acto I: Sonata del diablo
Sí, era una noche fresca; de esas noches que provocaba caminar y perderse en la oscuridad mientras la diosa en lo alto vigilaba el andar de sus hijos nocturnos en medio de una poesía mágica donde todo podría pasar. Sí, era una noche fresca de firmamento sin nubes salpicado por millares de destellos platinados que le sirven de corona a la luna que ilumina una escena silenciosa enmarcada en un parque de verdes praderas, inmensos abetos, sillas vetustas de mármol y un lago circular en el centro, siendo sus orillas adornadas por estatuas curtidas de tritones y sirenas en poses diversas.
En ese estanque, donde el satélite se reflejaba distorsionado, se encontraba un mítico ser arcano, sentado cómodamente sobre una gran ballena marmolada de boca abierta que sobresalía en medio del agua; un ser misterioso que, cubierto por la oscuridad, lleva hacia sus labios bermejos, carnosos y deliciosos la boquilla de una ocarina color ébano con filigrana dorada que dibuja ornamentos en bajo relieve con forma de alas y rosas, comenzando así a tocar una versión a viento dulce de un violinista del pasado, cuyos dedos largos y delgados comenzaron a moverse con destreza para componer aquella melodía que comenzó lento y paulatinamente va aumentando el tempo proyectando sus sobrenaturales notas por todo el lugar.
-( Melodía: https://www.youtube.com/watch?v=k095ssibhvQ )-
Sí, era una noche fresca; de esas noches que provocaba caminar y perderse en la oscuridad mientras la diosa en lo alto vigilaba el andar de sus hijos nocturnos en medio de una poesía mágica donde todo podría pasar. Sí, era una noche fresca de firmamento sin nubes salpicado por millares de destellos platinados que le sirven de corona a la luna que ilumina una escena silenciosa enmarcada en un parque de verdes praderas, inmensos abetos, sillas vetustas de mármol y un lago circular en el centro, siendo sus orillas adornadas por estatuas curtidas de tritones y sirenas en poses diversas.
En ese estanque, donde el satélite se reflejaba distorsionado, se encontraba un mítico ser arcano, sentado cómodamente sobre una gran ballena marmolada de boca abierta que sobresalía en medio del agua; un ser misterioso que, cubierto por la oscuridad, lleva hacia sus labios bermejos, carnosos y deliciosos la boquilla de una ocarina color ébano con filigrana dorada que dibuja ornamentos en bajo relieve con forma de alas y rosas, comenzando así a tocar una versión a viento dulce de un violinista del pasado, cuyos dedos largos y delgados comenzaron a moverse con destreza para componer aquella melodía que comenzó lento y paulatinamente va aumentando el tempo proyectando sus sobrenaturales notas por todo el lugar.
-( Melodía: https://www.youtube.com/watch?v=k095ssibhvQ )-