Me fui a un retiro espiritual, sin teléfonos, sin tecnología. No me iré de nuevo hasta el otro año, así me extrañarás la próxima vez. —Estaba cómoda, balanceada de sus botas 'demonia' de color negro, agachada en el piso. Extendió su diestra para tocarle la frente con dos dedos. Entrecerró los ojos.— Has estado tranquilo estos días, o eso siento. Hmm. ¿Tu tío ha estado molestando aún?
¿Dónde estabas? Hace tiempo que no respondias los mensajes que te deje. —Ciertamente ofendido, mientras gruñia en voz alta por tal acto. Al final, solo suspiró acostumbrado a ello— Claro que no, no puedo extrañar a quién va y viene. Ya suficiente tengo con mi vida así.
Sí, Leeee-sita. —imitó el tono de pereza y desgano que normalmente tenía él. Aguardó sus rodillas entre las manos mientras le examinaba, a través de las espesas pestañas negras.— ¿Me extrañaste al menos? Regresé hace poco.
¿Ah? ¿Leesa? —No pudo fingir su no sorpresa, de hecho, hasta podía jurar que se veía muy distinto al verle. Sentado en el suelo se dedico a verla— Si, algo así. Tiempo que no te veía.
