—Pero otras no, permanecen igual como lo que siento por ti y eso, me impulsa a hacer lo que hago. . . Me aferrare a ti como lo hice en el pasado —

Yo pensaba lo mismo Caín, las cosas cambian No hizo por trata de soltarse, de intentarlo tal vez solo se habría hecho daño, espero a que la soltará, para así apartar de el su mano y mirarle molesta

La tomó rápidamente de la muñeca, antes de que la distancia entre ambos aumentara, y acercó su arostro hasta colocarlo aun costado del rostro contrario. —Jamas me podría cansar de ti— Y así tan pronto finalizo, la soltó para dejarla ir.

Ya veremos quién se cansa primero Le soltó dando un par de pasos hacia atras alejándose de él No voy a ceder tan fácil, ya no.

—De ante mano considere que volverte mi esposa no sería fácil, pero lo serás aunque no lo desees— Respondió antes de ser sujetado y atraído a ella de esa manera tan dominante, su expresión no cambio ni con el beso, seguía firme en su decisión, ella sería su esposa. —Mis métodos para conseguir lo que quiero pueden ser sutiles, pero también puedo ser bastante rudo. . . tu eliges de que manera quieres que sean las cosas, solo ten encuenta que de un modo u otro terminaras unida a mi—

Querido, que te hace pensar que voy aceptar eso, ni estando enamorada de ti hice tu voluntad, no voy a ser tu esposa. Me tienes aquí, pero no implica que vaya a quedarme por siempre Le miraba a los ojos, una sonrisa suave se dibujaba en sus labios para así jalarle levemente hacia ella acordando la notoria distancia de alturas entre ellos, de este modo dejo un pequeño beso en el mentón del ancestral

—Es algo que ignoras. . . ser mi esposa implica ser más mía que de otro, es un rito que te atara a mi, de tal forma que cumplir mi voluntad se volverá tu tarea. Solo con un beso de sangre. . .— El rose de la mano contra su mejilla pausó las palabras del vampiro. —No necesito que me antes, solo que estés a mi lado, te deseo—

Sigues insistiendo en ello, algo sin sentido para alguien que no respeta el matrimonio Se acercó a él y le tocó la mejilla con suavidad sin cambiar aquella mirada que tenía especialmente reservada para el mayorPero de aquella mujer tonta que se enamoró de ti ya no queda nada, querido y aún que lo hubiera, preferiría quemarme al sol antes de admitirlo

Tu desprecio me hace desearte más. Anhelo pronto hacerte mi esposa —