Era un gato mimoso, no podía evitarlo. Se dejaba acariciar con gusto, siguiendo su ronroneo y estirándose un poco antes de abrir ambos ojos, terminando por sentarse para sacudir la cabeza y relamer sus bigotes.
—Meow~
Escuchándola, miró su mano y terminó por dar una pequeña lamida a uno de sus dedos, siguiendo por acicalarse tranquilamente.
El rostro de Nana perduró bajo una expresión ''seria''. Se concentraba en toquetearlo donde le gustase porque, después de todo, era constumbre para ella ahuyentar gatos (sin querer). Cuando vio que abría el ojo, sintió un flechazo.
—Cuando pueda, te traeré comida. Espero que estés en el mismo sitio.— con el brillito en sus ojos de la ilusión, sonrió dulcemente por una vez.
Movió sus orejas un poco al escuchar la voz femenina, abriendo uno de sus ojos y moviendo la cola lentamente, emitiendo un suave ronroneo por la caricia.
—¿¿Quién te ha dejado ahí solito?? — la desconocida procede a acariciarlo, tratando de no invadir su privacidad, para que esté más a gusto todavía. Espera no ahuyentarlo [?
