—Calla, mi vida... No hay que llorar~ Duerme y sueña feliz. Siempre tu debes mi arrullo llevar~ Así yo estaré junto a ti... Le cantaba suavemente, acomodando con sumo cuidado en la cuneta improvisada que pudo conseguir, esperando fuera suficiente para su cría, mirándolo fijo y sonriente, acariciando con un suave roce su mejilla. —Mi pequeña esperanza... si tan sólo tu padre te viera.
La actitud hostil, temerosa y cautelosa del felino le complació indudablemente. Actitudes como esas expuestas ante el ancestro, solo pueden elevar su ego.
No se contuvo en exponer esa enorme satisfacción, mostrando ante ello una amplia y maliciosa sonrisa. En su mente solo cruzaba la idea de atormentar al felino. —Me entere que tuviste un hijo, así que vine a presentarme ante él—
Se aproximo lentamente a la cuna donde se encontraba la criatura, siendo protegido por delante con el cuerpo de su madre.
Reconocía esa voz, hacía mucho tiempo no la había escuchado pero no evitó que le erizara la piel, apenas girándose a mirarlo y mostrando los colmillos, protegiendo recelosamente a su cría.
—¿Qué haces aquí? Pensé que ya te habías desaparecido.
