Despertó bastante temprano, notando que el sol ni siquiera había salido aún, suspirando y yendo a preparar su café de la mañana para relajarse mientras leía un poco.
Se encontraba en plena paz, terminando por escuchar el llamado a la puerta y, curioso, mirar la hora en su reloj de pared. Era extraño tener visitas tan temprano, sin decir que no solía tener casi ninguna a su hogar directamente, por lo que se levantó y acercó a la puerta, reconociendo de inmediato aquella voz.
—¿Caín?
Le sorprendió un poco, abriendo con calma, mirándolo fijamente antes de sonreír, invitándolo a pasar.
