Despertó bastante temprano, notando que el sol ni siquiera había salido aún, suspirando y yendo a preparar su café de la mañana para relajarse mientras leía un poco.
Musitó apenas, suspirando al verlo caer dormido y sonriendo, apoyándose por un instante en el marco antes de salir de la habitación. Sabía que era mala idea quizá, pues notaba bastante penetrante su aroma, pero podría controlarse o eso esperaba, volviendo a la sala para terminar su café y tratar de distraerse.
-Aunque no quería dormirse en la casa ajena mientras él estaba despierto no podía aguantar más el sueño y cedió durmiendose casi al instante, su cabello quedo sobre la almohada del felino y sus manos sobre su estómago haciéndo pequeños ruidos con su respiración calma al dormir-
Al verlo acomodarse, mostró una pequeña sonrisa, manteniendo sus instintos controlados lo más que podía, conteniendo la respiración en varias ocasiones.
—No tiene mucho que desperté realmente, justo bebía un café cuando escuché la puerta. Pero no te preocupes, tu duerme lo que necesites y... si necesitas algo, yo estaré en la sala ¿si?~
-No le quedó otra alternativa y siguió al minino a su alcoba, dio un rápido vistazo y apretó con su mano la cama comprobando que era suave, por lo visto no iba a poder ocupar el sofá entonces se inclinó sobre el colchón y se acostó escuchando a su anfitrión-
Seguro debes estar orgulloso...
-No tenía idea que su ligera esencia despertaba cosas en su profesor de danza, pero no podía controlarlo, solamente estaba recostado buscando con la mano el cobertor para usar de manta-
Las pupilas del felino se dilataron al instante, moviendo la cola con notoria ansiedad pero tratando de mantenerse controlado, aunque el leve ronroneo se dejó escuchar.
—¿Mascota? Que curioso, nunca la vi cuando estuve en su casa~
Respondió divertido, caminando directo a la alcoba para que le siguiera.
—Anda, ven. No pasa nada~ No creo que sea tan cómodo como tu cama, pero no te dejaré ir a casa si estás tan agotado, menos dormir en el sofá~
Agregaba suave, escuchándolo y sonriendo, apenas deteniéndose en el pasillo para verlo.
Oh.. no quisiera arruinar tu cama, es que tengo una mascota y siempre estamos jugando..
-Esa fue una excusa para no impregnar las sabanas de él con su aroma, a su sentido este era casi imperceptible pero aún así habia notado algunos cambios. El aroma fuerte del chocolate amargo estaba su ropa y de sus cabellos emanaba con intensidad y revoloteaba a su alrededor-
La verdad si, pero ya he cumplido.. Es acogedor este lugar y bonito.. -Miró un poco alrededor, era su primera vez allí-
Dejó escapar una pequeña risa ante su mudez inmediata, mirándolo entrar y cerrando la puerta con calma para guiarlo hasta la sala donde se encontraba relajado, siendo bastante pequeño pero acogedor su departamento, lo perfecto para una o dos personas a lo sumo.
—Imagino lo pesado que debió ser el día, te esfuerzas mucho~ Pues... si gustas, puedes dormir aquí, yo voy despertando en realidad, pero puedes usar mi cama si no te molesta~
Se detuvo detrás suyo, quedándose totalmente quieto, logrando sentir aquel aroma que, de inmediato, hizo emerger sus orejas y cola.
Yo.. -Se quedó callado no sabía exactamente que lo había traído a su casa y se preguntó lo obvio así mismo. ¿Cómo se supone que llegue aquí? Sin indicaciones.. negó un poco y pasó al ser invitado por el felino agradeciendo por ello-
Al fin terminé mis horas extras.. El trabajo se acumuló y no estaba seguro de si llegaría a casa antes del amanecer.. -Una vez que el sol salía ya no podía dormirse por surte aún estaba oscuro-
Se encontraba en plena paz, terminando por escuchar el llamado a la puerta y, curioso, mirar la hora en su reloj de pared. Era extraño tener visitas tan temprano, sin decir que no solía tener casi ninguna a su hogar directamente, por lo que se levantó y acercó a la puerta, reconociendo de inmediato aquella voz.
—¿Caín?
Le sorprendió un poco, abriendo con calma, mirándolo fijamente antes de sonreír, invitándolo a pasar.
-Lo que el felino conocía como desayuno el azabache llamaría cena.. porque después de terminar con sus horas extras pasó a visitarlo. Aunque no bostezaba ni se estiraba en el fondo estaba muy cansado pero no lo suficiente para evitar que golpee la puerta un par de veces-
¿Mael? ¿Gatito estas ahí? -Llamó del otro lado de la puerta esperando que estuviese en casa, aunque también podría haberse confundido de sitio, esperaba que no o por la hora podrían correrlo a escobazos por andar molestando-
