Pon en marcha este máquina italiana de la cual se ve estas fascinada. — Andando por aquel estacionamiento el cual esta más que libre, se ve esta ante una verdadera vanidosa de corazón. — Sabes, de nada sirve un portavasos si no tenemos alcohol, vayamos a despilfarrar dinero señorita.

— No sé, algo de música country no estará mal, menos esa mierda que llaman pop que cantan los adolescentes. — Tras escuchar que si seria capaz de dispararle a alguien querido, su respuesta más que sincera fue la siguiente. — No tengo nada que me lastime, ni nadie que me preocupe hasta ahora. Así que preciosa,

Bueno, poniéndonos en la hipotética situación de que un ser querido cercano a ti se pusiese de por medio, ahí no apretarías el gatillo con tanta facilidad. ¿A que no? -Auguraba una respuesta negativa traída del mismo egoísmo y egocentrismo, algo que ya esperaría con cualquier otro mercenario. Paseó la yema de sus dedos por el capó carmesí, siguiendo la delgada línea de pulcritud que tanto la maravillaba cuando se exponía a la luz.- No es marca americana, lo siento. -Sentía más atracción por las marcas italianas, pero no tenía un por qué. Frente a la puerta del piloto, abrió la puerta con semejante facilidad que el recelo no tardó en asolar su mirada, más no agregó nada y se sentó en el asiento frente al volante.- ¿Acaso estoy en el paraíso? Asientos de piel, volante pequeño y... ¡Anda! Un posavasos. -Así pues, dio arranque gracias a su destreza a la hora de manipularlo mas no se iría sin buscar una emisora decente.- Venga, Erron, ¿sugerencias?

Tras entrar en el auto, se asoma que ya nadie los siga. Obviamente nadie los querría seguir después de un intenso tiroteo. — Que aburrida eres, en fin si eso quieres solo iremos de cacería de pavos. ( refiriéndose así a los adinerados que solo van tras la plata. ) y veo escogiste un carro lujoso, se ve tienes buen gusto. — Llegando a analizar que su acompañante sintió un intenso repeluz ante aquella escena Dantesca que él mismo dejo. Como tal sentándose en el asiento del copiloto. —Vámonos querida, no hay moros en la costa. — Entre tanto puede medio llegar a notar que ha topado con mafiosos pero no con mercenarios capaces de hacer lo que fuese por salvar el pellejo. Pero ella es diferente se nota tiene pizca de humanidad cosa que el pistolero no tiene. —

Kano es un zorro traicionero, tomo nota. -Aquello ya no sonaba tan bien. Claro que, los peces gordos no dejaban de ser peligrosos. Ello le recordó a Daniele Monteleone, el capo de la mafia siciliana. Aquel pobre desgraciado a la menor sospecha lanzaba los cuerpos de sus víctimas por un precipicio cualquiera y con un tiro en la nuca. Apretó los puños, quizá fuese por instinto o mera inercia. El vello del brazo se erizó al vislumbrar las macabras entrañas de la víctima con mala suerte, a quien se adelantaría para tomarlo del brazo.- Eh, Erron. No hay necesidad de involucrar a gente inocente. Sólo a esos cabrones que les hacen la vida imposible. -Por primera vez enunciaba con total seriedad, el concepto de humanidad aún persistía en ella, al fin y al cabo. Por su cuenta, se dedicó a pasear por el estacionamiento hasta detenerse en un cubículo concreto; en el que se dejaba ver un Lamborghini Reventón de color cereza, una belleza automovilística.- Hola, guapo. Ven con mamá.

— Soy un ex Dragón Negro, trabaje en equipo con el bastardo de Kano hasta que me dejo morir a mi suerte, y si, soy un lobo solitario preciosa. Un lobo que si tiene garras y colmillos. — Como tal al estar en una situación precaria en la cual al arribar a donde dicha mujer esta obvio va a demostrar su habilidad. Desenfundando a una velocidad imperceptible para el ojo humano mata a cualquiera que se interponga en su camino, debido al impacto de sus nada normales armas. Quedan tirados materia cerebral entremezclada con sangre y huesos. — Vamos preciosa, el camino esta libre y con ello también un dinero extra en la bolsa. Llegando a un estacionamiento dejando que su acompañante escoja el mejor auto ya que no sabe manejar pero si se ponen las cosas color de hormiga. Saldrá a dar la cara y batir a tiros a quien se atreva a incomodar. — Bien preciosa, es hora de ir de fiesta, o como dicen de party.

Me hubieras dejado hecha un lienzo, en resumen. -No era algo que la asombrase, gente más cercana había hecho barbaridades más inhumanas y sin embargo sabía vivir con ello.- Muy bien, Clyde. Muéstrame lo que sabes hacer, y veremos cuánto sacaremos de esto. -No sonaba del todo convencida, no al menos por el momento. Esperar por ver lo que acontecería más adelante sonaba más alentador de lo que esperaba.- ¿Has trabajado con compañeros alguna vez? ¿O siempre has sido un... -Afinó lo que pretendía decir, así colocar el índice justo sobre el punto en el que el latir del corazón se sentía con más fuerza; apretó a modo de advertencia.- ...lobo solitario?

— Lo tomare como un si. — Apegando el cuerpo de dicha mujer al suyo, le demuestra que nada con él es una broma, que si el mundo en si ya es un caos, siempre va a haber un paso adelante para crear más. — Ya te dije, si te quisiera traicionar ya lo hubiera hecho de cuando, de hecho ya tendrías una bala en cada ojo. — Total el dinero es una de las cosas que sin importar siempre tira por la borda, a lo cual la invita a vayan a los mejores bares, los casinos más prestigiosos. Aunque el crimen predomina le importa poco, aún así la alejara de esas ordenes burdas a las cuales estaba sometida. —

Incluso en las ciudades más pacíficas el crimen pasea por las esquinas. No me cansaré de decir que el mundo está en la mierda. -Una cruda y amarga realidad que avivaba las ansias de la mujer por conseguir más beneficios de los que habría conseguido desde hace dos años. Dar un salto que la catapultase más cerca de sus metas y no simplemente optar por seguir unas pocas órdenes. Meditó por unos instantes, sustentándose del contacto visual. ¿Era lo correcto confiar en él? Daba a muchas, muchas dudas.- Sólo si con ello me llevaré buenos beneficios y no traicionas mi confianza. Porque de ser así, te mataré con tus propias armas. -La sonrisa ensombrecía aún más sus palabras.-

— A donde digas, a casinos, a las ciudades del pecado y el crimen. —Tomandole la cintura, para demostrar que sin dudas no esta bromeando y afirmando es capaz de cualquier cosa con tal de tener lo que desea si se lo.propone. Como tal ante tal acercamiento inesperado le ofrece a recorrer todos los sitios de mala fama donde solo la gente adinerada puede estar y despilfarrar dinero a manos llenas. — Así que me dices, Erron Black te invita a donde quieras y haremos que la ciudad vuelva a florecer. ( refiriéndose a los caóticos años 50 de la unión americana. )