Meiko sentiría bajo la blusa cómo la piel de Juno estaba tibia, acalorada a cada segundo, en aumento.
En sus labios también sentía una especie de ardor; era la intensidad del beso que ahogaba sus jadeos, manteniendo el juego por el dominio al mover su lengua en constantes caricias sobre la ajena.

Se tomó sólo unos segundos para detenerse y sonreír; su mano libre subía por la espalda de Meiko apretando la tela de su prenda.

— No he mentido, soy sincera contigo estrellita. Pero si sientes que no aprendí...tal vez tienes razón.~