Fue un roce constante sobre aquella zona más baja, un vaivén sereno al principio, dándose los segundos para degustar con su tacto de esa calidez que poseía, un gusto creciente que se suma a las caricias que Juno le ofrecía, el que incluso se entrometiera bajo la tela afianzaba ese buen sentir propio. La observaba a gran detalle, el como se veía esa cautivante y candente expresión que llamaba a su lado más bajo, incitaba a Meiko el subir la intensidad con la que trata los lugares más ocultos de su pareja.
Más fuerza, que cada mano se amoldase a los lugares con los que trataba, una risa que liberaba, presa de una creciente sed de más.
━ ¿Eso dices cuando te miras al espejo?
| O podemos ser bien csmr e irnos a seguir el limón en privado bb, tú dices. ¿
El contacto de la mano sobre su cálida zona oculta no era algo que rechazaba, por el contrario, lo esperaba. Juno mordía su propio labio inferior conteniendo cualquier exclamación de su voz, pero el calor que reflejaban sus mejillas no podía ser disimulado. Animada a su vez por la reacción del cuerpo ajeno, aventura apenas la punta de sus dedos bajo la ropa interior de su pareja. Y allí estaba en los labios de la pelirrosa; una sonrisa nada inocente que mostraba su gusto por toda esa situación.
— Tú eres perfecta, Meiko...
| ≖‿≖ Vamos a empezar a cobrar a los que leen porque no les pienso dar limón gratis. (?)
No iba a perder la oportunidad que Juno le regalaba, al contrario, y es que tras tener un espacio más adecuado, Meiko no dudó en mover su palma, entrometiéndose entre aquellas prendas; piel con piel, era lo que buscaba y planificaba obtener de su novia.
Ajeno a ello, no puede ignorar el estímulo que recibe, al contrario, era más que efectiva, ese calor y emoción se demuestra fácil en la propia entrepierna, todo gracias a ella.
Hizo su cuerpo hacia atrás, apegándose todo lo que podía contra la dura pared pero no había escapatoria. La mano de Meiko hurgaba entre sus piernas como una invasora, provocando en la pelirrosa una sonrisa coqueta al cederle más espacio en sus muslos.
Por su parte, su propia mano continuaba los traviesos estímulos con un objetivo muy claro. Si iban a jugar, debían hacerlo bien.
Ese calor, el cuerpo frente suyo, era como ser llamada a tocar incluso más de lo propio habitual. No fue sino hasta que le habló, que le mostró una sonrisa, no sin haberse relamido, degustando de ese dulce sabor que queda impregnado en su paladar. Esta vez suspiró contra los labios de Juno, y así como una mano atendía al pecho, la otra bajaría.
Un desliz suave que hacen sus uñas contra aquel cuerpo, no teniendo pudor al explorar entre las piernas, aún si era sobre esa ropa.
Meiko sentiría bajo la blusa cómo la piel de Juno estaba tibia, acalorada a cada segundo, en aumento. En sus labios también sentía una especie de ardor; era la intensidad del beso que ahogaba sus jadeos, manteniendo el juego por el dominio al mover su lengua en constantes caricias sobre la ajena.
Se tomó sólo unos segundos para detenerse y sonreír; su mano libre subía por la espalda de Meiko apretando la tela de su prenda.
— No he mentido, soy sincera contigo estrellita. Pero si sientes que no aprendí...tal vez tienes razón.~
La sonrisa era clara, y en ese punto, era más la emoción por elevar la intensidad que estaba abordando aquel escenario. No hay queja, ni de sus palabras, ese toque ajeno que, si Juno rozaba de esa forma, sabría perfectamente que el acto era incluso completamente excitante. Imitó el trato con su busto, no teniendo impedimento al entrometerse bajo la blusa para buscar un toque más directo con su seno, la brusquedad iba por delante.
━ Incluso una mentirosa. Te hace falta otra lección, amor... ~
Con la misma intensidad es que corresponde al beso, su lengua por igual entra al encuentro, buscando dar con la de su pareja; imposible parar ahora, necesitaba tomarla por completo.
Tomó aire profundamente, en lugar de volver a quejarse por su forma nada delicada de tratar su seno. A la pelirrosa le despertaba morbo ver cómo la persona que ama se aventura a tocarla sin pena; encantada a su vez con las expresiones y gestos tan atractivos por parte de Meiko. ¿Cómo podía parar ante tal emocionante encuentro?
— Pero no estoy haciendo nada malo... ~
Musita con inocencia, arrebatandole un nuevo beso, intenso y profundo. La mano de Juno continuaba en esa zona baja, tocando con pequeñas caricias, inquieta con sus dedos.
