Tomó aire profundamente, en lugar de volver a quejarse por su forma nada delicada de tratar su seno.
A la pelirrosa le despertaba morbo ver cómo la persona que ama se aventura a tocarla sin pena; encantada a su vez con las expresiones y gestos tan atractivos por parte de Meiko.
¿Cómo podía parar ante tal emocionante encuentro?

— Pero no estoy haciendo nada malo... ~

Musita con inocencia, arrebatandole un nuevo beso, intenso y profundo. La mano de Juno continuaba en esa zona baja, tocando con pequeñas caricias, inquieta con sus dedos.