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KTs1566709 · F
Estaba concentrada siguiendo exactamente los mismos pasos que su amiga para completar la corona de flores, cuando terminó no entendía por qué había gran diferencia entre la de ella y la propia pero decidió aún así intercambiar de ése modo usaría la de Marinette y ella la de Kagami, no le molestaba en lo más mínimo pues sabía el esmero con la que la había elaborado.

– A mi en lo personal me gusta más la tuya, se nota que se hizo con cariño.

Luego de la invitación se mostró pensativa, recordó que por un momento había visto ése carrusel cuando iba de paso en el auto de su madre pero jamás se había detenidoa prestarle atención, así que se puso en pie para estirar las piernas y ayudarla a levantar.

– Me parece una buena idea, vamos...
M1574661 · F
¡El carrusel del parque! ¡Por supuesto! Kagami tenía poco de haber llegado a París y apostaba un macaroon a que todavía no visitaba la plaza donde el carrusel opera. — ¡Oye, Kagami! ¿Ya has visto el carrusel que hay por aquí? ¿No te gustaría que lo fuéramos a visitar? Claro, si tienes tiempo. He ido algunas veces con Alya y es realmente divertido.
M1574661 · F
Sentía esa extraña curiosidad por saber cómo los japoneses aguantaban el peso sobre las piernas. Ella lo intentó algunas veces en su habitación y lo que consiguió fue la sensación de sus extremidades dormidas. El recuerdo avivó la sonrisa de Marinette pero, al mismo tiempo, la distrajo del tallo de las flores.

— ¡Listo! ¡Terminé! Levantó con orgullo la corona de flores, sin embargo, lo que suponía ser un círculo terminó siendo una figura amorfa. Marinette se llevó una mano a la cara. ¿Por qué le sucedían esa clase de tragedias? Echó un vistazo a la corona de Kagami y, para sorpresa suya, notó lo bien que le estaba quedando. — Eres realmente hábil, Kagami. ¡Es sorprendente! Tal vez si fuese más dedicada y se concentrara mejor en sus tareas, Marinette sería tan asombrosa como Kagami. Dejó su corona de lado y miró al cielo. ¿Qué podrían hacer antes del anochecer? Ir por helados le sonaba convencional; el museo demasiado aburrido...
KTs1566709 · F
Cuando se encontraron tomó asiento al estilo oriental recargando su peso sobre las rodillas, la manera en que tejia los tallos de las flores unos con otros mientras ella los sostenía le recordó a los adornos florales que solían hacer en Japón, luego que la contraria dirigió unas palabras le arrebató una sonrisa el comentario.
– Apuesto a que saldrán bien, Marinette.
KTs1566709 · F
Usualmente a Kagami se le veía sola debido a la estricta crianza de su madre ya que creía que nadie era digno de ser su amigo a excepción del virtuoso hijo de Gabriel Agreste el famoso diseñador de modas en París, así pues luego del juego de amigos secretos fue como logró crear un vínculo de amistad con la chica de dos coletas cuyos padres tenían una panadería, en ocasiones envidiaba su vida por tener tantos amigos, padres amorosos e incluso una vida más relajada que la suya pero a pesar de eso no se quejaba pues aún tenía a Adrien quien por compartir diversas clases con ella le hacía más amenas las cosas, en esa ocasión que Marinette la invitó a pasar la tarde juntas le sorprendió el llamado pero hizo todo lo posible por encontrarse con su amiga y su madre no se negó luego de apreciar la manera en que ella mentía por Kagami para salvarla del castigo.
M1574661 · F
¡Fue una buena idea venir al parque! ¿A que sí? Marinette desconocía las circunstancias que Kagami tuvo que pasar para poder compartir una tarde juntas. Estaba al tanto de las dificultades respecto a su madre y lo estricta que ella era. ¿Cómo podían tratar así a una hija? Sus padres siempre fueron amables, comprensivos y las horas de diversión en casa eran infinitas. Marinette quería compartir parte de esa felicidad con todos y, dado a que solía ver a Kagami sola en la escuela, optó por invitarla.

Estiró las manos al césped y cortó un par de florecillas. Su madre le había enseñado cómo tejerlas por el tallo para hacer coronas, por tanto, ahí estaba intentando recordar la técnica. Espero queden bien. Cuando niña, entretejía mal los tallos y salían horrendas... ¡Seguro ya mejoré!

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