No quiero perderte. No quiero dejar de escuchar tu risa. No quiero dejar de leer tus mensajes todo el día. No quiero dejar de tener la posibilidad de ver tus ojos de cerca. No quiero dejar de sentir como se acelera mi corazón cuando te tengo a mi lado. Te quiero y no quiero vivir con la compañía de tu ausencia.
Siendo su primera vez en la Tierra, óbvio Castiel nunca estuvo en un lugar tan...extraño como lo era El Lux. Realmente se podía decir que es el lugar perfecto para el diablo. Cada esquina del club gritaba Lucifer, cada pared, cada decoracion...el olor a feromonas, tanto femeninas como masculinas, contaminando el aire...en fin. El serafín no pertenecia ahi, no querá estar ahi, pero la mision lo impide de volver atrás.
No demoró mucho hasta que Lucifer se dio cuenta de su presencia.
Castiel se tomó su tiempo para verlo mejor, frunciendo el ceño. Aunque nunca tuvo mucho contacto con la estrella de la mañana cuando todos aun estaban en el Cielo, todavia se acordaba de su apariencia en esa epoca mas...pacífica, digamos. Lucifer ha cambiado mucho, y por un momento, Castiel casi dudó de la verdadera identidad de su hermano. El infierno si que cambia a uno. Sea quien sea.
"Lucifer." Respondió finalmente, mirandole a los ojos, tratando de mostrarse confiante y determinado. "Esta, uh...guarida de iniquidad te queda bien." En seguida negó con la cabeza cuando este trató de ofrecerle alcohol y mujeres. "No soy como tu." Dijo, cruzandose de brazos. "Tu sabes porque estoy aqui."
La misión de Castiel ha sido bastante simple desde un inicio.
O eso creía el.
Dejar el cielo atrás y algun dia lejano venir a aprender más sobre las costumbres humanas.
Para qué? Nunca lo supo muy bien, la verdad.
Por qué? Por que sus superiores asi le habian ordenado. Desde su creación que lo primero que aprendió fue que no se deben cuestionar las ordenes de sus superiores porque vienen de Dios. De su Padre. Un Padre y un Dios que hace muchos miles de años no ha dado la cara, dandoles así libre albédrio a los angeles mas antíguos para que hagan lo que deseen.
Al parecer, después de siglos gobernando el infierno, el angel que una vez fue el favorito de su Padre decidió dejar atrás sus obligaciones y subir a la tierra. Como es óbvio, las noticias no podrían ser peores para los angeles. Lucifer debe regresar a su trono, donde pertenece. Si Dios lo echó al inframundo, pues ahi debe quedarse por toda la eternidad.
Castiel recien recibió su promócion a Serafín, y su primera misión en la tierra...puede muy bien ser su ultima, ya que se trata del rey del infierno en persona. Los angeles quieren a Lucifer en el infierno, y decidierón que mandar al Serafín seria una buena oportunidad para que este pueda mostrar su valor ante ellos. Castiel siempre fue un buen soldado y seguidor de Dios, y cualquier orden que venga del Padre de toda creación será más que bien recebida. Castiel daría su vida por Dios y por su maravillosa creación, la humanidad.
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Sus primeras horas en la tierra fueron algo ingratas.
El Serafín se vio forzado a buscar un recipiente que sea fuerte el suficiente para contener su verdadera forma, y luego de acostumbrarse un poco mas a su nueva apariencia y ser capaz de contener su fuerza, Castiel pudo finalmente enfocarse en su misión.
