— Entonces no hay nada más que decir — Dijo con total seguridad a la vez que dejaba ir un suspiro, no dudo en tomar la mano de este entrelazando sus dedos para después brindar suaves caricias en el dorso de su mano, comenzando a caminar por los pasillos del palacio imperial a la vista de sus súbditos.

—Colocaba sus manos alrededor de su cintura luego de haberla escuchado atentamente y en respuesta a sus dulces caricias se acercó a ella y le dio beso en los labios, apoyando su frente en la de ella y frotando sus narices —

-Sí, eso es lo único que debe importarnos.

— Nadie se quejará, mis decisiones solo son mías, una relación es de a dos, no con el capitán del ejercito o el senado o inclusive el pueblo, es nuestra.... Es todo lo que diré — Ella no dudo en tomar aquel rostro entre sus manos brindando suaves caricias en sus pómulos con los pulgares a la vez que dejaba un corto beso sobre aquellos labios.

— Te quiero y eso es lo que importa ¿No es así?

—La reacción de la Emperatriz no se la espero en verdad y simplemente sonrió al verla separarse de él, así que nuevamente se acercó a ella y tomó suavemente su mano mientras le miraba a los ojos—

-Solo Bromeba cariño, además no es como si fuese la primera vez que acabase con un ejército que fuese contra mi, así que si alguien se quejase... Igual te llevaría conmigo.

— ¿Por qué les permitiría opinar al respecto? ¿No es acaso mi decisión? — Preguntó con cierta molestia, tomando distancia de quién este momento tenía toda su atención.

—Mi Emperatriz que pensaran su súbditos cuando vea que actúa muy cariñosa con un forastero, seguramente pedirán que me cuelguen en la plaza.