Tal vez este será diferente, quizá tenga algo distinto que me impida aburrirme... — Seguía hablando de los peluches, ¿no? O no... Parpadeo un par de veces confundida y frunció el ceño negando. — Por tú bien espero que no me aburra, o seguiré en busca del perfecto. — Se metió al baño cerrando detrás de ella como punto final y más aparte porque le urgía ir, malditas necesidades de embarazada. —
—La miró sin expresión, como si aún no decidiera qué sentir ante su lógica. Desde que la conoció era así y le daba ardor de estómago pensar que, con unas copas encima, eso la hizo ver atractiva a sus ojos.— ¿Quieres apostar? Te aseguro que vas a aburrirte de él a los 3 días, como con tooooodos los demás.
Para cuando no me quiera acostar en la cama, ¡dah! — Soltó después una risita. Sólo para ella era válida esa lógica, sin embargo estaba agradecida de que Lesz no siguiera discutiendo. — Ya quiero ver que te acuestes en ese peluchote y admitas que fue la mejor compra de la vida. Vas a querer uno para tu habitación.
¡Pero si ya tienes una cama ¿para qué necesitas otra?! —Se agarró el cabello, aunque solo por un instante, al ver la ilusión en su mirada, decidió no armar otro lío.— Pero que sea el último, uno más y tendremos que salirnos nosotros para que ellos entren.
Cuando dijiste que querías algo para hacer más suave el sofá, no pensé que quisieras otra pelusa de esas... —Estaba a nada de un tic nervioso, ni si quiera en el ojo, en los dos.— Me hiciste llenar tu cuarto de peluches, ¡esas cosas son carísimas!
