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LivietVorhen · 22-25, F
Únicamente había oscuridad, la voz de Kayley de escuchaba distante, un débil susurro que pretendía llegar a ella. La mirada vacía de la noble evidenciaba lo perdida que estaba en ese momento, aquella voz en su cabeza había cesado pero estaba segura que volvería...¿Y si dañaba a quienes le rodeaban?. El abrazo de su compañera le ayudó a volver, sus latidos agitados, su cuerpo temblaba pero a pesar de eso cuando se aferró a Kayley fue firme, fue con necesidad y miedo. Se sentía protegida...
— Prometo que voy a explicarte todo...— No había otra opción, no podía seguir guardando todo y que tanto Kay como Gaikos no supieran a lo que se podían enfrentar si es que Liviet perdía el control. Se apoyo en ella dispuesta a levantarse, debían salir de ahí cuanto antes. — Estás herida...— la miró, no olvidaba el ataque pues la habían dañado por su culpa y se sentía terrible.
—Ya pasó...— Habló suavemente, arrodillándose frente a ella. Sin pensarlo le rodeó con sus brazos, sosteniéndola. —Ya pasó, se ha ido... pero no quiero que tú te vayas...— Su voz era casi suplicante, le dolía verla sufrir de ese modo. Era la primera vez en el tiempo que tenían de conocerse que la veía derrumbarse. —Hay que salir de aquí, juntas... ¿Si? Antes de que alguien se acerque.— Su diestra alzó para acariciar el cabello y acomodarlo cuidadosamente detrás de su oreja.
Su atención estaba tan centrada en la joven maga que no se percató de que la criatura se acercaba a ella, sino hasta que sintió su sombra encima, imponente, amenazante, sintió que un escalofrío le recorría todo el cuerpo y que su sangre se helaba cuando vio su gran brazo levantarse, no pudo hacer más que apretar los párpados e intentar cubrirse con sus antebrazos, esperando un golpe que nunca llegó. Momentos después abrió los ojos, de la criatura y la extraña mujer no había quedado rastro, solo estaba Liviet, en la oscuridad, alterada.

Kayley también estaba asustada, no recordaba la última vez que se había sentido tan aterrada en su vida, pero se propuso ser fuerte, por ella, al menos una de las dos debía mantener los pies en la tierra, y aunque generalmente era Liviet la racional, esta vez era ella quien la necesitaba.
LivietVorhen · 22-25, F
Que aquella mujer desapareciera provocó que Liviet y aquella criatura gritaran llenos de irá, descontrolada arrojó su arma al suelo, llevó sus manos a su cabeza y justo Kayley llegaba arriesgándose a ponerse frente a ella para intentar hacerla volver en razón.
La criatura miró a Kayley e inclinó su enorme cuerpo hacia ella y gruñó antes de elevar su mano dispuesta a atacar pero a pocos centímetros se detuvo y desapareció en una nube de humo negro.
Liviet se tambaleó cayendo de rodillas al suelo apoyando sus manos en el mismo, respiraba agitada, sus sentidos alterados...¿Que había pasado?.
Levantó la vista a Kayley, estaba herida y en sus condiciones Liv no era capaz de sanarla. ¿Por qué se había quedado?...
Cosas extrañas pasaban demasiado rápido para ser procesadas, un disparo escuchó, el arma de Liviet había rugido contra la mujer que la aprisionaba y la había herido. La desconocida dijo unas cuantas palabras que Kayley no pudo escuchar antes de prácticamente desvanecerse, como si fuese un fantasma, sin embargo decidió que había algo más de qué preocuparse, Liviet parecía fuera de sí... la semielfa obligó a su cuerpo a responder y correr hacia ella, hacia el monstruo en el que se había convertido.

Soltó su arco y extendió las manos hacia ella, intentando calmarla. —Liviet, tranquila, ya se ha ido... ¡Liviet!— La llamó, casi con desesperación, pero a pesar de estar solo a un par de pasos de ella parecía inalcanzable, como si la estuviera perdiendo. Eso hizo que su corazón se encogiera. No quería, se negaba a dejar que se la arrebataran.
LivietVorhen · 22-25, F
Aquella prisión fue destruida tras una fuerte descarga, el humo que emanaba del cuerpo de la rebelde se volvió más denso y en sus manos su arma apareció detonando un disparo que impacto directamente al pecho de esa mujer quien demostró que necesitaba más que eso para ser derribada. — No volveré...— murmuró la joven maga, el humo formó una figura densa a sus espaldas y pronto Liviet recargó su arma apuntando nuevamente a la mujer. — Pagaras, les haré pagar...— Su voz descendió una octava, estaba completamente fuera de si. Volvió a disparar impactando uno de sus brazos haciendo gritar a la mujer, había logrado herirla. La figura creció lo suficiente mostrando a una terrible criatura y su voz repetía esas palabras que solamente Liviet había escuchado durante mucho tiempo en soledad. "Mátala, tienes el poder para hacerlo" Y así los brazos de aquel ente envolvieron el cuerpo de la rebelde. Aún no era demasiado tarde para traerla de vuelta. ¿O si?
LivietVorhen · 22-25, F
Conforme aquella prisión se compactaba se volvía más dolorosa pero no por eso el humo dejo de emanar de su cuerpo, las descargas de energía fueron mucho mayores y poco a poco su mente se nublaba abriendo paso a un sentimiento que por mucho tiempo reprimió.
La voz de Kayley sonaba mucho mas lejos, podía escuchar sus propios latidos y pronto todo se volvió negro. La distracción de Kayley había sido suficiente para bajar la guardia de aquella mujer, su magia cedió un poco y Liviet pudo liberarse de aquella prisión pero algo no estaba bien, algo en Liviet sucedía.
Pero la mujer mayor atacó de nuevo, aquélla magia oscura que incluso hacía que se le revolviera el estómago envolvió de nuevo a su compañera. —Dije que la dejes en paz, vieja tonta.— Cerró su ojo izquierdo y una flecha certera cortó el aire, la mujer apenas y tuvo tiempo de retroceder, sin embargo, Kayley no buscaba herirla, sino usar un pequeño artilugio que le había comprado a su mercader favorito y papá postizo, que originó una explosión ahí donde la flecha dio en el blanco, a los pies de la mujer, lo suficientemente fuerte para hacerla bajar la guardia, aunque fuese durante breves momentos.
Había sentido como si una roca le cayera encima y la dejara aturdida, al borde de la inconciencia, se sentía mareada y tardó un poco en recuperar el aliento, tuvo que alcanzar su arco para usarlo como apoyo y ponerse de pie.

¿Quién era esa mujer? ¿Por qué estaba tratando de hacerle daño a Liviet? No lo sabía, y quizás moriría sin averiguarlo, pues prefería eso a huir, a dejar sola a quien la había acompañado durante tanto tiempo. La realidad era que se había apegado a ella, se habían cuidado la espalda mutuamente en tantas ocasiones que abandonarla no era una opción.

Su mano temblorosa tomó otra flecha de su carcaj, volviéndose firme el agarre de su arma, obligándose a si misma a soportar. Sin embargo, no disparó, pues algo estaba pasando entre aquéllas dos figuras ocultas en las sombras. —¿Humo?...— Tuvo que frotar sus ojos para asegurarse de que no estaba dentro de alguna clase de pesadilla provocada por el ataque. No estaba segura de que Liviet usara esa clase de magia...
LivietVorhen · 22-25, F
Durante esos eternos segundos nuevamente una voz en su cabeza se hizo presente, su corazón comenzó a latir con fuerza. "Acabala...tienes el poder para hacerlo." Por mucho tiempo ocultó el secreto de esas voces, por tanto tiempo había negado lo que sus padres le obligaron a albergar en su alma. No era un ente, no se trataba de un contrato. Era más bien la ira y el odio, necesitaba venganza por todos esos años. — Estoy harta de huir...— una fuerte descarga de energía provocó que rayos comenzarán a rodearle y un humo negro que cada vez se hacía más y más denso.
La mujer se apartó mirandola confundida y pronto tratando de prevenir cualquier movimiento por parte de la noble le atacó haciendo uso de su magia rodeando a Liviet en una especie de jaula llena de espinas que poco a poco se compactaba más, aprisionando dolorosamente a la joven maga.

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