¿Juegas rol? Sé bienvenido entonces. Trotador de mundos.
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SW-User
Diferente e insoportable, la rubia solía disfrutar de su tiempo balanceándose entre el mundo de las hadas y el mundo humano, pero ahora ya no quería hacerlo y menos por aquellos seres que le habían dado la espalda por mantener el linaje puro. Suspiró y se dispuso a continuar la jornada sin accidentes, no podía permitirse otro error.

Balaclava, un lugar seguro de reunión para los supernaturales. Lena atendía religiosamente, era su única distracción banal y aquello la hacía feliz. Ordenes y ordenes, se limitó a asentir, tomando otro sorbo a su vaso con agua, después otro más profundo, sintiendo como si pudiera beberse un río completo hasta dejarlo seco. Suspiró aliviada y fue una sensación tan eufórica que podría haber olvidado las circunstancias de su situación actual si no fuera por el grupo que estaba sentado frente a ella.
Fue un cambio de rutina bienvenido, recibir a aquellos seres cuando todo lo que había conocido eran los chupasangre o los lobos, pero Lena dudaba mucho que la reunión fuera realmente tan placentera como sugería la velada. El hada se acercó a la barra, sus ojos azules todavía se movían de un lado a otro. Curioso, que aún fuera del bosque todavía se sentía dentro de una jaula, sin importar lo cómoda que fuera, seguía siendo jaula.
En el bar no había ventanas de las que hablar, y muy pocos muebles, salvo varias mesas largas de madera con frascos de sangre de distintos tipos y un par de sillas. Una gran alfombra que cubría el centro de la habitación tenía más que suficientes manchas de sangre esparcidas por su superficie para sugerir que la habitación ciertamente había cumplido su propósito.
Medio sentada, medio inclinada hacia atrás en la barra, Magdalena volvió su atención al hombre con la misma expresión cautelosa que antes. Era extraño volver a estar en esa posición ¿debería meterse dentro de sus cabezas? pensó. Finalmente decidió hacerlo aunque fuera por un breve momento, no era estúpida tenía que saber qué querían. Néctar, por supuesto. La falta de malicia la sorprendió pero estaba ansiosa por conocer los movimientos de aquel ser, ¿qué palabras usaría? ¿querría sobornar para obtener lo que quería? todos eso podría ser de amateurs y él no tenía pinta de serlo.
Esta vez, usó el glamour para hablar, Lena no se molestó en mover la boca, sus rasgos permanecieron inmóviles mientras su voz incorpórea resonaba dentro de la cabeza del guardián.
— Dime, ¿qué rumores susurran los Seelie’s sobre mi?

Balaclava, un lugar seguro de reunión para los supernaturales. Lena atendía religiosamente, era su única distracción banal y aquello la hacía feliz. Ordenes y ordenes, se limitó a asentir, tomando otro sorbo a su vaso con agua, después otro más profundo, sintiendo como si pudiera beberse un río completo hasta dejarlo seco. Suspiró aliviada y fue una sensación tan eufórica que podría haber olvidado las circunstancias de su situación actual si no fuera por el grupo que estaba sentado frente a ella.
Fue un cambio de rutina bienvenido, recibir a aquellos seres cuando todo lo que había conocido eran los chupasangre o los lobos, pero Lena dudaba mucho que la reunión fuera realmente tan placentera como sugería la velada. El hada se acercó a la barra, sus ojos azules todavía se movían de un lado a otro. Curioso, que aún fuera del bosque todavía se sentía dentro de una jaula, sin importar lo cómoda que fuera, seguía siendo jaula.
En el bar no había ventanas de las que hablar, y muy pocos muebles, salvo varias mesas largas de madera con frascos de sangre de distintos tipos y un par de sillas. Una gran alfombra que cubría el centro de la habitación tenía más que suficientes manchas de sangre esparcidas por su superficie para sugerir que la habitación ciertamente había cumplido su propósito.
Medio sentada, medio inclinada hacia atrás en la barra, Magdalena volvió su atención al hombre con la misma expresión cautelosa que antes. Era extraño volver a estar en esa posición ¿debería meterse dentro de sus cabezas? pensó. Finalmente decidió hacerlo aunque fuera por un breve momento, no era estúpida tenía que saber qué querían. Néctar, por supuesto. La falta de malicia la sorprendió pero estaba ansiosa por conocer los movimientos de aquel ser, ¿qué palabras usaría? ¿querría sobornar para obtener lo que quería? todos eso podría ser de amateurs y él no tenía pinta de serlo.
Esta vez, usó el glamour para hablar, Lena no se molestó en mover la boca, sus rasgos permanecieron inmóviles mientras su voz incorpórea resonaba dentro de la cabeza del guardián.
— Dime, ¿qué rumores susurran los Seelie’s sobre mi?