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AryaBianco · F
Tratándose de las virtudes de un lobo, Lillia daba pena; pero en cuanto a tenacidad, no tenía nada que envidiarle a los lobos del clan. Al notar que Lillia no apartaba la mirada, una clara señal de desafío, una mezcla de ira y deseo provocaron que su sangre se calentara y viajase más aprisa por su cuerpo. Detestaba que su omega no cediera, pero también lo encontraba fascinante.
—Te olvidaste tan fácil de mí, y buscaste refugio en otros brazos. Si desgarro a quienes te sostuvieron, querrás volver a mí con la cola entre las piernas...— se le dibujó una sonrisa, encantada por la pobre excusa de empujón de Lillia. La empujó con brusquedad contra el respaldo del asiento, obligándola a inclinar hacia atrás la cabeza. Con la mano libre, se levantó el descuidado cabello albino, evidenciando la cicatriz del ojo.
—¡No sabes nada! ¡Mira lo que hice por ti!— se sentía dolida, pero sobretodo, furiosa. —Arrancaré la vida de tu amada serpiente, justo como hice con nuestro antiguo líder.
—Te olvidaste tan fácil de mí, y buscaste refugio en otros brazos. Si desgarro a quienes te sostuvieron, querrás volver a mí con la cola entre las piernas...— se le dibujó una sonrisa, encantada por la pobre excusa de empujón de Lillia. La empujó con brusquedad contra el respaldo del asiento, obligándola a inclinar hacia atrás la cabeza. Con la mano libre, se levantó el descuidado cabello albino, evidenciando la cicatriz del ojo.
—¡No sabes nada! ¡Mira lo que hice por ti!— se sentía dolida, pero sobretodo, furiosa. —Arrancaré la vida de tu amada serpiente, justo como hice con nuestro antiguo líder.
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