Sonrió complacida y dejó guiar sus manos hacia la cintura de Lillia. — Veo que te gusta caminar por terreno minado, he de admitir que me gusta eso. — La pegó a su cuerpo hundiendo suavemente sus dedos entre la tela de su ropa.

—Quizás no, pero quiero verlo. Quiero ver todo de ti, Yuna.— Se acercó a ella, tomando sus manos para hacer que sus brazos rodeen su estrecha cintura.

— No te imaginas de lo que sería capaz...

—¿En verdad harías eso por mi?...

—Hmm puede ser, pero no es ningún problema. Podría acabar fácilmente con cualquiera que se interponga.

—Mh... quizás. ¿Te pondrías celosa si no lo fuera?

— ¿Acaso eso es para mí?