Se le escapa una risa; no todos los días Leah reacciona de esa manera. No conforme con molestarla siendo entrometida, Arya fue más lejos y se hizo de un lugar en el mismo asiento que Leah, sujetándola para ponérsela en las piernas. Sus orejas se agitaron al oír el dulce romperse.

—¿No me vas a ofrecer?— sus ojos azules viajaron a Leah y a la golosina al menos unas tres veces. —Tu papá no me ha hablado de esos pretendientes tuyos. ¿Debería estar celosa?

La sujetó por la cintura para no dejarla caer. Sus orejas se movieron hacia atrás mientras alzaba la mirada hacia ella, manteniendo en su boca el dulce que estaba degustando. —Te tomas demasiadas molestias.— La reprendió, rompiendo la golosina con los dientes para tomar el otro extremo entre sus dedos. —Otro pretendiente que quiere casarse conmigo. No es nada nuevo.— Le arrebató la carta.

—Me tomé la molestia de revisar tu correspondencia— usa como soporte a Leah, prácticamente sentándose encima de ella. —¿Quién es Castelli, y por qué quiere bailar contigo en el próximo banquete familiar?— inquiere, mientras agita levemente el sobre y la carta con la mano.