¡¡¡Vamos!!!

-Su emoción era palpable, ver i oir a las personas gritando a todo pulmón le daban mas ganas de subirse, fue junto a Yan y uno de los chicos que dan apoyo se acerco a ayudarle a abrochar todo lo necesario para no salir herida, al terminar le guiño un ojo y dijo "Listo linda, no te haras daño" Yoko sonrió pero no le dio demasiada importancia, estaba mas emocionada por que el juego avance, mira a su acompañante cuando hablo

¿Puedo tomar tu mano si me da miedo?

–En ese caso, vamos.

Respondió para ir junto a ella. Las montañas rusas, según él sabía eran conocidas por sus raudos movimientos y la adrenalina que se suponía dar entre las vueltas. Había gente ya montada y los gritos de estos hacían que tuviera cierta curiosidad. ‘’¿De verdad da miedo?’’ pensó al ver bajar a unos chicos los cuales iban mareados, pálidos y otro al borde del vómito.
Cuando se les mencionó a ambos que debían subir, Yan empujó suavemente a la pelirroja, llevándola consigo. Él por su parte se sentó y colocó la medida de seguridad.

–No creo que esto sea la gran cosa –comentó mirando a Yokko–, aunque a lo mejor a ti si te de miedo.

-Se daba cuenta de las miradas ajenas pero era lo que menos le importaba, tenía muchas ganas de subirse a esos juegos asi que cuando vio que no había tanta gente, sonrió y se emociono bastante.

Estuvieron formados poco tiempo y esta solo lo soltó para que pudiera pagar las entradas, cuando las recibió y le entrego la suya no supo del todo como usarla pero lo observo a él colocándosela igual. Miro la montaña rusa y luego al chico asintiendo con bastante alegría-

Siiiii quiero ese juego enorme.

Ante el comentario de la pelirroja solamente hace una mueca. Tenía razón, su ropa habitual era demasiado llamativa y en cierto punto exhibicionista.
No continúo con el tema, solamente buscaba ignorar a los tipos que lo mataban con la mirada al ver como ella se aferraba a su brazo. En eso, pudo percatarse que ya estaban en la entrada del parque y no había mucha fila por suerte. Apenas un grupo. Habían llegado temprano.

–Por lo menos no deberemos esperar –indicó el pelinegro, sacando su billetera–. Así que tendremos todo el día para subirnos a muchas cosas.

No pasó mucho para que le tocara pagar. Un pase especial que le permitía a ambos subirse en cualquier juego. En realidad era más rentable que ir pagando juego por juego.

–Toma –le entregó el pase a la mujer, era similar a una pulsera de papel–. Podemos ir primero a la montaña rusa, si lo deseas.

-Notaba las miradas pero siempre la miraban así y por eso no hizo mucho caso debido a que no son relevantes para ella, siente que él chico le dice algo que sólo ella pudo escuchar y se torre un poco-

Y eso que mi atuendo no es como él que llevaba cuando nos conocimos.

-Ríe un poco y lo único que se le ocurrió fue tomarlo del brazo y dirigirse hacia los juegos mecánicos-

Si, desde que veníamos para acá los vi, tenemos que apresurarnos, no están lejos.

-Aunque él se ve algo rudo también es admirado por varias chicas, algo que probablemente él ni note-

Una vez ella salió este cerró la puerta y se acercó para continuar hacia su destino. Estaba a un lado de la mujer y no pudo ignorar la mirada de tipos envidiosos que no podían ver la figura de la pelirroja junto al azabache juntos porque ya estaban haciendo muecas.

—Llamas bastante la atención.

Le dijo en voz baja y después soltó un suspiro. No era lo suyo ser el centro de atención, ni tan siquiera en un ángulo negativo. Prefería en cierta medida el anonimato.
Pero no podía hacer mucho si habían hombres deseando a la mujer.

—Pero por suerte ya casi llegamos —señaló una gran montaña rusa que se asomaba a un par de cuadras—. Eso es del parque.

Claro, no puedo darme el lujo de tener miedo y más cuando tanta gente confía en mí.

-Logró darse cuenta de la ligera molestia del caballero pero prefiere no hacer ningún comentario al no saber cuál es la causa de esa actitud, entonces él afirma lo que ella dijo y se sorprende un poco ya que pensaron lo mismo y con una sonrisa algo desenfadada replicó-

Está bien, si tienes que ser sincero conmigo no pasa nada prefiero a las personas honestas ya que creo que es mejor, así que diré esto con total franqueza, si en algún momento en lo que resta del día tienes algo importante que hacer sólo dímelo.

-Movió la cabeza afirmativamente y lo siguió hasta la entrada, le agradeció con un gesto en la cabeza y atravesó la puerta dando unos pasos al frente para esperarlo ahí-

—Ah, sí… —dijo guardando su celular para luego soltar una casi inaudible maldición en su idioma natal—, la verdad estaba pensando en eso. Pero no quería apurarte.

Internamente, estaba frustrado. No había ninguna notificación en cuanto los trabajos que había pedido, tan siquiera alguna buena noticia. Se tomó un mechón que caía a un lado de su rostro y empezó a darle vueltas entre su dedo.
Como si de esa forma pudiera calmarse.

—Entonces, ¿Nos vamos?

Dijo dando una sonrisa para luego levantarse y desistía lo que hacía hace un momento con su cabello. Luego se volvió hacia la puerta y caminó hasta ella para abrir nuevamente la puerta, esperando a la mujer.

Suena interesante, por mi esta bien, no me da miedo nada.

-Continua comiendo su helado viendo a la gente ir hacia el parque, se empezo a apurar por que en serio quería entrar y ver tanta gente le preocupo un poco, vio al joven levantarse para pagar y ella terminaba los últimos bocados-

Creo que habrá muchas personas...

-Dijo algo pensativa y comió lo último de su copa-

Deberíamos irnos ya, ¿no cres?

—En ese caso podríamos ir a una casa de los sustos, montaña rusa o algo así.

Siguió comiendo de su helado, no quería que se derritiera así que apuró el contenido a su boca. En eso también se había ensuciado la boca y extendió una mano para tomar una servilleta.
Limpiaba su boca de manera digna, aún si era algo tan banal mostraba cierto cuidado a la hora de hacerlo. Ciertas costumbres como sirviente se mantenían presentes.

Yan se levantó de su asiento, dejando el tazón vacío y la cuchara a un lado.

—Iré a pagar.

Dijo para dirigirse hacia el mostrador sacando de su billetera un par de billetes. Volvió hacia Yoko y se quedó esperando, sentado en su asiento hasta que ella terminara.
Mientras lo hacía revisó el celular, quería corroborar algo.