—La ciudad realmente se ve gigantesca desde acá. ¡Incluso hay una tienda de té a una cuadra! —advertía el asiático riendo un poco para seguido darle un sorbo a su cerveza.
—¡El aire de aquí se siente fantástico! —no tenía nada que ver, porque no la escuchó desde su posición. Solamente creyó que dijo algo de como era la vista ahí arriba.
Y así, no pudo evitar cerrar los ojos mientras tocaba y por instinto empezaba a tararear. Luego abriendo un ojo miraba a Leo, sonriéndole divertido para que se animara a intentarlo.
De sólo escuchar las palabras del joven cierto pesar empezaba a inundar el interior del azabache. Vaciló con una mano la cual iba a extender hasta el hombro del menor. No creía encontrar las palabras adecuadas para ese sentimiento, así que se mantuvo en silencio. Mirando a los alrededores pudo ver diversos instrumentos los cuales reconocía en su mayoría.
—¿Te importa si te ayudo? —dijo con una pequeña sonrisa, yendo por un teclado para hacerse a un lado del pelirrojo—, la música al ser tomada cómo trabajo deja de ser tan especial. Podemos tocar un poco, sin presión, para que las ideas lleguen mejor. ¿Qué opinas?
Había pasado tiempo sin tocar y eso en parte le emocionaba, inició con un par de teclas, pero no tardó en tocar una por error y así estropear el inicio. Instintivamente hizo una mueca, pero eso no lo haría dejar tan rápido el instrumento. Siguió tocando, ahora con cierta naturalidad, las notas eran armoniosas, una suave melodía que iba invadiendo la habitación. [...]
-El pelirrojo por su parte continuó con los garabatos, ahora haciendo dibujos más coloridos con algo más de sentido, alguna que otra nota musical, algunos cuadrados, otros circulos, y muñequitos de palitos.-
No... no es eso. Solo que la inspiración no llega. No es necesario que escuche otras cosas, mi talento es natural, componer para mi es como respirar, sólo que últimamente las cosas no están funcionando bien. Creo que debe ser la depresión. -Confesó en un tono algo apagado, así como frustrado por la reciente ruptura de su relación, de la cual trataba de no pensar demasiado ya que hasta cierto punto entorpecía su profesión como idol.-
Mis Knights esperan por mi, debo de idearme algo, sino no podremos debutar como miembros de NewDi. He pasado cosas peores, ya me repondré.
Una vez se acercó lo suficiente para poder ver lo que el joven hacía tuvo cierta curiosidad por aquellos garabatos. No entendía qué relación tenía un trazo de otro, por un segundo imaginaba que era una forma de liberar el estrés, pero había cierto enfoque, no solo pasar el lápiz de un lugar a otro.
–Un joven idol –murmuró para sí, se hacía a un lado del joven para seguirlo viendo–, es difícil encontrar sonidos o un nuevo tema, me pasaba con mi grupo.
Llevó ambas manos a la nuca para tirarse suavemente al suelo, con la cara hacia arriba mirando el techo. Se imaginaba todos esos días tocando junto a la banda. Buenos tiempos que ya no volverían.
–¿Y si escuchas un grupo? Puede y que te inspire para componer a ti, siempre es muy útil. Solo procura no hacer un plagio.
Un poco más animado le daba golpecitos en el hombro a Leo, tratando de simpatizar un poco y así no solo ser el tipo que casi cae de una baranda y tuvieron que prestarle el baño por su cabello con olor a cerveza.
[...] Ante la llegada del hombre, el chico alzó su mirada para verle mientras aún seguía haciendo garabatos con sus marcadores.- ¿Mis padres? En casa. Ellos viven Hyogo. Yo tengo que estar aquí por mi trabajo de Idol. Aunque a veces me gusta pasear por el mundo, aunque casi siempre termino en Italia visitando a Sena.
Uhm... Qué extraño, te diré Lang si no te molesta, es más fácil pronunciarlo... no creo que te quede Hana. -Confesó con demasiada naturalidad, sin importar que el sujeto acceda a ello.
Mientras que este se tomaba el tiempo para asearse, el chico simplemente enrolló la alfombra del lugar y la dejó en la entrada ya que a primera hora seguramente pasaría una de las mucamas para limpiar la habitación, ya que ese era el horario donde el muchacho debía de volver a la agencia New Dimension. Una vez terminado ese arduo trabajo se mover esa pieza de tela pesada, se dispuso a acomodarse sobre el suelo, donde allí continuó escribiendo alguno que otro garabato en el papel ya rayado, una página de su cuaderno que utilizaba para buscar inspiración por medio de aquellos dibujos coloridos sin sentido pero de momento nada salía, pese a estar un largo rato ideando una nueva canción. [..]
Comenzaba a ponerse el pantalón color blanco, pudo apreciar una camisa de manga larga color negra guindada en un perchero junto a otras camisa que poco o nada daba relevancia. Simplemente fue por la manga larga para usarla. Una vez se terminó de vestir se aseguró de que no se vieran los tatuajes de sus manos. Se dejó suelto el largo cabello y salía tranquilo del baño, con una cara más tranquila y relajada.
—¡Mucho mejor! Ahora ya no percibo ningún olor a cerveza en mi cabello —declaraba satisfecho. Aún mantenía la toalla para secarse pequeños sectores del pelo, sólo para no tenerlo tan mojado.
