Animarse era muy fácil entre esos fuertes brazos. Tomó el pañuelo y lo usó para limpiarse el rostro, luego formó una suave sonrisa. Se creyó cada una de sus palabras, él no mentía, no con esas cosas. Le tomó de la mano y lo llevó a caminar por el entorno para olvidar el incidente. — Vamos a pasear, hace un lindo día... — Y así pasaron la tarde, en paz.

-Cerrado-

— Rose, eres muy valiosa y tienes mi corazón,mi lealtad, mi cariño... Me entristece que pienses eso de tí— Le ofreció su pañuelo limpio y continuo refugiandola entre sus brazos.

— Siento ... Que soy tan insuficiente. — Levantó una mano para limpiar las lágrimas de sus mejillas. — Mereces a alguien mejor, mereces tanto.

Mientras ella lo golpeaba, él le acariciaba los hombros y parte de su espalda con cariño. Esperaba a que ella se desahogara y hallar una forma de tranquilizarla.

Estaba molesta sin duda, pero también encontró que su puño había sido amortiguado por la suavidad de su pecho. Le siguió dando pequeños golpecitos, más que nada para experimentar esa sensación. — Te tomaré la palabra. —

Qué buenos amortiguadores tiene en su pecho — ... ¿Quieres dejar fluir tus sentimientos? Adelante,puedes golpearme todo lo que quieras—

Le da un pequeño golpecito con el puño en su pecho. Aún no olvidaba lo sucedido aquel día en el bar.

— No llores....—