— ¿Italia? ¿Eso quieres?— Le tomó de ambas manos y beso el dorso de cada una por un instante olvidó todo lo que le aquejaba, realmente deseaba ser feliz junto a ella. — Entonces... serás mi esposa— Clavó sus ojos de iris azúl sobre los de ella para besar justamente el dedo en dónde colocaría la argolla de matrimonio — Es una promesa—
Su mente ya estaba empezando a trabajar, mientras sonreía y daba pequeños brinquitos emocionada. — Una boda pequeña, una luna de miel grande. Podríamos visitar las tierras del señor Zeppeli, conocer a su familia... Ver el mundo. Debe haber tantas cosas qué conocer... Qué compartir contigo. —
Adoraba lo brillante que era, justamente ella era como el sol, tan brillante y tan atractiva por su experiencia en el mundo. Sentía que podía luchar con ella, a su lado y compartir tantas experiencias sin miedo a que huya de él por un destino maldito marcado por una máscara. — I Love You —
Estalló en risas, ¿En serio estaba preguntándole si estaba segura? La energía de esas risas terminó por desatar más sentimientos, y entonces sus ojos se llenaron de lágrimas como una niña pequeña. Llevó esas grandes manos a sus labios y las besó despacio, por turnos.
— ¿De verdad? ¿Estás segura?— Le sujeto de las manos con las propias, rodeándolas entre esas enormes palmas en comparación a las de ella. — ¡Amada mía! ¡Soy tan feliz!—
Se congeló. Pasaron un par de segundos donde su voz resonó en su cabeza una y otra vez, como si no creyese la pregunta. De repente todo su corazón se llenó de felicidad, amor y emoción, tanta que sintió que explotaría de su pecho. Se colocó las manos sobre este como su pudiese contenerlo, pero de alguna forma eso buscó salir. Gritó con todas sus fuerzas. — ¡AAAAH, SIII! —
