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— ¿Otro dulce?, ¿Qué le apetece?, Yo podría invitarle a lo que guste— Sugirió con una actitud honesta y un semblante colmado de un claro sentimiento de servicio, completamente leal y con las buenas intenciones a flor de piel. Él claramente podía soportar cualquier cosa que ella le quisiera comentar; de hecho, lo añoraba, era capaz de cargar con las historias de su pasado y más que eso la razón de esa dominante cicatriz en tan angelical rostro.
LadyRSpeedwagon · 31-35, F
No podía compartir con facilidad la razón de sus vicios. ¿Qué pensaría de ella? Admitir la edad con la que empezó lo entristecería, y el motivo era peor. No era que disfrutara el vicio, o que fuese necesario... Era apariencia. En un mundo de matones, la rudeza era fundamental para ganar algo de respeto. Entonces el vicio se quedó a través de la costumbre, y pasó a volverse adicción.
— Hm... Tal vez podría intentar dejarlo. Pero para empezar a hacerlo necesito distraerme con otro dulce.
Tuvo breves recuerdos de su infancia; su padre regañandole por qué no se portaba como un caballero a la hora de cenar, las exhaustosas clases de baile, esgrima y piano. Siendo un vil fracaso para los deportes.
Dio.
Su preciado Danny.
Y luego el día que le enseñaron a fumar de una pipa. — Te confieso algo... Sé fumar de una pipa, pero no hallo placer en esa actividad, sin embargo... Usted, parece que devorará un dulce— La mano que le acariciaba la espalda se deslizó hasta la mejilla de la rubia en una suave caricia.
LadyRSpeedwagon · 31-35, F
Victoriosa en su travesura soltó una risilla. Cruzó sus brazos y lo miró con curiosidad. — Oh, mi buen amigo ... Me pregunto si alguna vez, quizás de más joven, tuviste una etapa similar. Aunque me cuesta demasiado imaginarte así.
— Creo que no podría exigirte eso de que dejaras tu hábito, pero creo que por ti misma deberías darte cuenta que ésto empieza a afectarte—
Le acaricio la espalda, sutilmente sin más intenciones de solo aliviarle.
LadyRSpeedwagon · 31-35, F
Fingió que tosía de nuevo, tal vez con eso se ganara otro toque de esa inmensa mano. Vaya, quién diría que de esa forma podría obtener caprichosamente un poco de contacto. — Coff..~ Oh, lo siento. —
— ¿Estás bien?— Cuestionó,la preocupación fue notable en su rostro pues al ver que ella en efecto se atoró tuvo que acercar su diestra para palmearle la espalda con delicadeza, buscando así aliviarle.
LadyRSpeedwagon · 31-35, F
Escuchó la familiar voz y se atoró a medio proceso. Tuvo que palmear un poco su pecho para recuperarse.
— Señor Joestar... Lo siento. Un viejo vicio.
Apagó el puro en un cenicero.
— No debería fumar—

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