Él, por su parte, colocó su diestra sobre la cintura, su siniestra se encargó de alzar el rostro de su prometida para que esta le mirase usando únicamente el índice en un delicado movimiento; y, así mismo, poder seguir contemplando la belleza de su amada al tenerla tan cerca.

— Evitare a toda costa en pisarte, preciosa.

Respondió y correspondió al guiño con una sonrisa, para llevar su siniestra a tomar la mano contraria para completar la postura para posteriormente iniciar el baile.

— Recuerda un poco los pasos para moverse en el combate con espadas, solo un poco más lento.

Completó para comenzar a moverse lentamente, primero fue el pie derecho, después el izquierdo, desviándolo un paso más al respectivo extremo. El baile dio inicio en un suave ritmo.

Al acercarse a su amado, de inmediato llevó su mano al hombro de este. Bajó la mirada para verle los pies y soltó un pesado suspiro, tratando de contener todo ápice de nervios que sentía. Tragó saliva y al momento que comenzó la pieza de música, movió muy lento sus pies, para iniciar esa primera y majestuosa danza con su prometido.

— Entonces nuestros pies sufrirán las consecuencias.

Le guiñó el ojo y sonrió, afable.

Le recibió gentilmente hasta sostenerla, no muy fuerte, ni muy suelta; tan solo lo necesaria para comenzar con el baile. Le dedicó una suave sonrisa al descubrir que estaba un poco nerviosa, añadiendo un toque de felicidad al gesto enternecido.

— Descuida, tampoco yo he bailado en mucho tiempo... será algo lento para acostumbrarnos.

Sujetó la mano de su amado, estrechándola con suavidad, sintiendo algo de pena y nerviosismo, principalmente porque tenía mucho tiempo de no danzar.

— Espero sepas perdonarme si llego a pisarte los pies... Tengo muchísimo tiempo que no disfruto una pieza de baile. Desde que era muy joven...

— Entonces bailemos, vida mía.

Dijo extendiendo su mano a fin de recibir a la contraria e iniciar aquel baile.

— Por supuesto, amor mío.