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SaintGermain · 31-35, M
No tenía argumentos en contra, pues le era realmente extraño el recibir una estatua como presente, a lo que otras personas elegirían algo modesto y pequeño, pero capaz de ser guardado y protegido. No le molestaba, aunque era un extraño presente, de la misma manera estaría gustoso de recibirlo.

—Estaré presente en tu jardín, en tus brazos, en todo tu ser, y en tu corazón. ~
— Eso lo sé bien, amor mío... Pero que mejor que disfrutar de ti en mi cama y afuera de una estatua de ti. Estatua que adorne mi bello y adorado jardín.

Volvió a besar esa mejilla, sonriéndole. Después tomó una de sus manos y la estrechó con suavidad.
SaintGermain · 31-35, M
El rubor en su rostro se marcó al recibir aquel beso en su mejilla, aunque aún pudo dar respuesta. —¿Para qué mirar por la ventana? Cuando podrás mirarme a mí, al verdadero, al despertar a tu lado y en tu cama, después de una intensa noche en la que podremos estar solos tu y yo... Después de todo, no pienso irme.
— Claro que hace falta. Seria hermoso despertar y verte a mi lado, después levantarme, abrir la ventana y poder ver tu monumento. Es bellísima idea.

Dio unos cuantos pasos al frente, acercándose a él, para darle un beso sobre la mejilla.
SaintGermain · 31-35, M
Las sorpresas no paraban. — ¿E-En serio? Ajajaja...— mantenía aquella sonrisa nerviosa. —No hace falta un monumento, tan solo me es suficiente el permanecer a tu lado mi amada Liannette.— Aseguró, aunque el sentimiento de gratitud era grande que no tenía palabras para expresar aquel deseo.
— Es una casualidad que justamente para nuestro casamiento se habrá finalizado la construcción de un monumento a tu nombre, mi amado Melde. En realidad esa sería mi sorpresa y mi regalo para ti... Pero ahora ya lo sabes, solo queda el gusto de tu sorpresa cuando la veas.
SaintGermain · 31-35, M
Ante aquella última parte de su respuesta, no tuvo argumento alguno, pues sabía que ella tendría el suficiente material para responder de vuelta; sin embargo, se arriesgó. — Bueno, en ese aspecto tienes razón, mi bella emperatriz, en cambio, tu belleza es tan grande que inmortalizarla en un monumento o o estructura colosal no sería suficiente, sobrepasando la mía...Siempre han sido molestos esos papeleos...—
— Parecemos ya un par de esposos, no creo que cambie mucho la situación ahora o después, solo el simple hecho de títulos, papeleos y otras cosas más. Pero si de belleza debemos hablar... Vaya, que seguramente tu rostro se vería muy bien en un estandarte o en un billete.
SaintGermain · 31-35, M
— Siempre logar captar mi atención, ya sea con esa deslumbrante belleza o con tu gran forma de ser, mi emperatriz. A veces me intriga el resultado al desposarte.

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